Economía
Un otoño incierto para el turismo rural
El sector teme que la inflación y los costes energéticos provoque las familias y turistas recorten en el ocio
Dice el sabio refranero popular que tras la tempestad siempre llega la calma, aunque en este caso los papeles se cambien, y la tempestad sea lo bueno y la calma, lo malo.
Y es que el verano recién terminado ha sido espectacular para el turismo en España, en general, y para Castilla y León, en particular, donde ya se ha pasado página de la crisis sanitaria del coronavirus.
Los datos, al menos, así lo revelan. Y es que la Comunidad ha recibido durante este periodo estival un 2,12 por ciento más de viajeros que en 2019 además de mantener una vez más el liderazgo en turismo rural en toda España, con un aumento del 82,32 por ciento en comparación con el año pasado. Y también han crecido las pernoctaciones de las viviendas de uso turístico (8,82 por ciento), los apartamentos (2,71 por ciento) y los albergues (17,23 por ciento). De la misma forma, los campings también han tenido un buen verano, al presentar un incremento de los viajeros de un 4,26 por ciento. Ha aumentado un 27,38 por ciento del número de viajeros y un 20,26 por ciento el de las pernoctaciones, al pasar de 1.657.201 visitantes en 2021 a 2.110.662 viajeros actualmente, y de 3.005.418 pernoctaciones el pasado año a 3.614.306 pernoctaciones en 2022.
Pero estos datos tan buenos pueden no tener continuidad este otoño, sobre todo para el turismo rural de Castilla y León, líder en España en este sector. Y es que, en principio, el periodo otoñal que terina antes de Navidad se presentaba también con grandes expectativas, que se han roto por la inflación y el alza de precios en general, con especial hincapié en los referentes a la energía.
Los empresarios quieren ser optimistas pero reconocen que viven con incertidumbre la situación actual, ya que temen que los costes tan disparados de los productos energéticos y de la cesta de la compra puedan retraer a las familias y turistas, que al tener que pensar de donde recortar, lo hagan como suele ocurrir en el ocio y el turismo, porque de comer es más difícil recortar.
Con ese opaco futuro observa el sector del turismo rural de Castilla y León, líder en España, este próximo otoño. Su temor: que la crisis económica causada por el incremento de precios y el pronóstico del coste del gas y la luz en estos meses se cebe en el entretenimiento y les sacuda directamente. “Si tienen que recortar de algo lo hacen del ocio. Se quedan a ver una película en su casa y dejan el turismo rural”, advierte el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural, Luis Chico, en declaraciones recogidas por Ical, quien apunta que la gente,, tras una pandemia tan dura, no tiene tanto colchón económico como el que tenía y con la que se viene encima este invierno, quizás prefiere guardar.
Y es que las reservas van despacio, casi a cámara lenta, cuando el 12 de octubre, festividad de la Virgen de El Pilar, o el Día de los Santos, el 1 de noviembre, están ahí a la vuelta de la esquina. De hecho, solo se salvan de momento Nochebuena y Nochevieja, donde sí está habiendo reservas, apunta Chico, quien cree también que algunos propietarios se plantean no abrir entre noviembre y febrero, a excepción de los días navideños, para evitar los gastos de calefacción y luz.
Pese a todo, en el sector confían en recuperar la vida y dinamización de la que ha presumido siempre el turismo rural, y que las reservas aumenten en los días previos a estos fines de semana, con el objetivo de alcanzar, al menos, el 70 por ciento de ocupación, de la mano principalmente de los madrileños, que son los turistas rurales mayoritarios.
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