Sociedad

Reclaman la prohibición de menores en cacerías tras el accidente mortal sucedido hace unos días en Zamora

Desde la Fundación Franz Weber se advierte sobre los riesgos de caídas, disparos negligentes o reacciones de animales

Dos cazadores en tierras zamoranas
Dos cazadores en tierras zamoranasCarlos CastroEuropa Press

Prohibir la presencia de menores en las cacerías que se celebren en Castilla y León y, por ende, en toda España. Es lo que reclama la Fundación Franz Weber, tras producirse la muerte de un cazador en el término municipal zamorano de Fermoselle durante un disparo accidental durante una caída.

Desde la fundación se apunta que la normativa estatal sobre armas especifica que los menores a partir de los 14 años pueden obtener una licencia, la AEM (Autorización Especial para Menores) y emplear potentes artefactos en entornos naturales, pero deja a criterio de este sector la presencia de niños y niñas de inferior edad durante las cacerías, exponiéndolos también a cualquier situación, desde caídas a disparos negligentes o reacciones de animales heridos.

Además ni la Ley de Caza de Castilla y León ni sus órdenes de vedas determinan medidas adicionales, por lo que desde los 14 pueden participar en las batidas, acompañados por una persona adulta responsable, disparar a animales o exponerse a los mismos contextos.

La Fundación Franz Weber censura la actitud del lobby procaza, que intenta que menores se impliquen en una práctica que implica el uso de armas, de fuego o de filo, como los cuchillos para rematar a jabalíes, y situaciones de evidente inseguridad y que afectan tanto a su integridad física como moral.

Con la temporada de caza en marcha y niños acompañando a adultos, los naturalistas denuncian también que las administraciones públicas ignoran deliberadamente el consumo de bebidas alcohólicas que se da en estos contextos, señalando que la única tasa aceptable mientras se portan armas debería ser cero.

En este sentido mencionan un reciente informe del Senado de Francia, cuya principal propuesta es prohibir estos consumos a los cazadores alertando sobre el número de víctimas y heridos que provoca la actividad en el país vecino.