Las artes escénicas toman las calles de Burgos con propuestas nacionales e internacionales

El Ayuntamiento de Burgos programa ‘Burgos a Escena’, una propuesta cultural conformada por 38 representaciones de artes escénicas de calle, nacionales e internacionales, para este fin de semana de 9 y 10 de septiembre que viene a suplir el EnClave de Calle, que tras más de dos décadas se ha cancelado este año por falta de presupuesto y imposibilidad de organizarlo a tiempo.

‘Burgos a escena’ contará con la participación de 14 compañías, de las cuales, 4 son de fuera de Castilla y León, que ofrecerán espectáculos para todos los públicos, con predominio de las actuaciones familiares, en diversas localizaciones del centro histórico de la capital.

El Paseo del Espolón, el Paseo Marceliano Santamaría, los Cuatro Reyes, la Plaza de la Libertad, la Plaza San Juan y el Monasterio de San Juan acogerán las representaciones de teatro de los sentidos, teatro de objetos, circo, clown, títeres o teatro musical.

La iniciativa hace una apuesta por las compañías burgalesas, que compartirán espacio con otras de Castilla y León y algunas venidas de otros puntos de la geografía española como Cataluña, sin olvidar una colaboración con Brasil de la mano de The Sheker’s.

‘Burgos a Escena’ cuenta con un presupuesto de 47.139 euros, por debajo de los 150.000 previstos para el EnClave de Calle, la programación de artes escénicas de calle que se ha venido organizando en septiembre en Burgos durante las últimas dos décadas.

La concejala de Cultura, Carolina Álvarez, ha asegurado que el festival se retomará en el futuro pero que este año “no había capacidad para hacerlo”, pues a la llegada del nuevo gobierno municipal (PP-Vox) no existía ni programación diseñada ni presupuesto consignado.

Sin embargo, la anterior concejala de Cultura, Blanca Carpintero (PSOE) lo ha negado y, tras acusar a PP y Vox de cancelar el festival por motivos “políticos”, con el objetivo de “enterrar” una propuesta cultural referente nacional e internacional, ha insistido en que su programación era una cuestión de “voluntad” política y no la habido.