Cultura
"caraAcara" conquista Madrid con su exposición "In Memoriam VBernal"
El fotógrafo vallisoletano muestra su último trabajo hasta el 27 de junio en el "Silo de Hortaleza" de la capital de España
El fotógrafo vallisoletano Carlos Robles, más conocido como "caraAcara" está conquistando a los madrileños con su nuevo trabajo "In Memoriam VBernal", que se puede visitar hasta el próximo 27 de junio en el "Silo de Hortaleza", ubicado en la calle Del Mar de las Antillas, 14 en Hortaleza, Madrid, y cuya comisaria es la teórica de arte Ana Melo. Se trata de la primera muestra de "caraAcara" en la capital de España, que está copuesta por un total de 12 obras -seis en la quinta planta y seis en la sexta planta del "Silo de Hortaleza"-, de 213 cm de alto por 103 cm, con las que pretende rendir un homenaje a un amigo del autor fallecido el pasado 4 de mayo.
Por este motivo "caraAcara" explica, en declaraciones a LA RAZÓN, que con la "V y la B" el título de la exposición representan la "B, de Bernal, que era el apellido de mi amigo, y la V, la primavera, que con estas obras pretendemos representar la luz que proyectaba esta persona, que iluminaba con su presencia allí por donde pasaba, ya que era una gran persona".
Además, indica que el objetivo de esta exposición, con la que se estrena en la capital de España, es "atacar Madrid, de forma contemporánea, con una obra conceptual que impacte y sorprenda, preparando el camino para seguir exponiendo en esta ciudad".
También Carlos Robles busca, según confirma a LA RAZÓN, "llegar a grandes museos como el de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac), el Reina Sofía o el CaixaForum", así como exponer "en las ferias de arte contemporáneo más importantes del mundo". Retos ambiciosos, pero que con la calidad de obras como las que expone en el "Silo de Hortaleza" esta cada vez más cercanos.
Sobre la muestra, su comisaria, Ana Melo, señala que es el trabajo de experimentación con la luz de los artistas PAJ52&caraAcara, y subraya que "la luz lo es todo, no hay nada más que luz y sombra con sus negativos puros. Sin intervención de ninguna naturaleza, los artistas nos transportan a lo ignoto, a una realidad que ya ha desaparecido pero cuyas formas persisten y nos sumergen en un universo mágico espacio-temporal, mientras reflexionamos sobre la belleza de lo efímero.
"El genial uso de este sortilegio lumínico genera algo especial en nuestras mentes. Los vórtices que nos reciben en la primera de las salas (la planta sexta del Silo) preparan nuestra psique para este viaje. Los haces de luz nos muestran el camino hacia lo nunca descubierto que encierra la segunda de las salas (en la planta quinta). Allí, las explosiones lumínicas conforman una experiencia en la que sin perder la conciencia del lugar en el que nos encontramos, nos trasladamos flotando a una atmósfera irreal y puramente sensorial", señala. Por este motivo, Ana Melo asegura que "estamos frente a obras únicas, originales e irrepetibles".
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