Descubre uno de los más profundos y estrechos desfiladeros de España

Hablar de las tierras burgalesas del Arlanza es hacerlo de un lugar único en España. que aúna patrimonio, naturaleza, enclaves misteriosos y cinematográficos y un desfiladero que quieta el hipo, el de La Yecla, muy transitado en cualquier periodo del año.

Y es que nuestra ruta nos lleva por las Riberas del Arlanza, descubriendo los que dicen que son los mejores sabinares conservados del planeta. Algunas de sus sabinas son doblemente milenarias. Unas amplias extensiones que albergan encinas, rebollos o quejigos donde moran en libertad halcones peregrinos, buitres leonados así como mamíferos, difíciles de ver como corzos o jabalíes.

Y dichos buitres, una amplia colonia, los podemos encontrar en lo que constituye uno de los enclaves más espectaculares de la geografía española. Un arisco y escarpado paraje, que se abre a nosotros a través de una estrecha y profunda garganta, donde el silencio, solo interrumpido por el discurrir del agua, se apodera de esta cavidad, que es una delicia disfrutar, sobre todo si se va con niños.

Paseamos por esta garganta excavada en bancos de caliza, a través de puentes y pasarelas colgantes, y donde en algunos tramos es bastante estrecho por lo que hay que adecuar el cuerpo para poder pasar. El paisaje que vemos bajo nuestros pies es espectacular, el discurrir del agua cristalina, y en estos días de invierno estalactitas de hielo que resbalan por las piedras calizas dando un aspecto misterioso a este lugar de ensueño.

Son 600 metros de longitud, una anchura que en algunos puntos apenas pasa de los 2 metros y unas paredes verticales de más de 100 metros de altura, que a veces da vértigo, pero merece mucho la pena. La estrechez de sus paredes hace que muchas veces al fondo del cañón no lleguen los rayos de sol.

Y tras el recorrido, se puede visitar la acogedora localidad de Santo Domingo de Silos, que cuenta con uno de los tesoros más preciados de España, el monasterio benedictino, con un magnífico y único claustro y un ciprés centenario. No se olviden visitar su biblioteca y degustar los dulces de la localidad.