Cultura

Los frescos de San Baudelio que pide la Junta de Castilla y León no saldrán de EE.UU.

Solictan las obras para una conmemoración especial del año que viene

Ermita de San Baudelio
Ermita de San Baudelio de BerlangaSoriaNitelaimaginas

Los frescos de la ermita soriana de San Baudelio de Berlanga, arrancados hace cien años de sus paredes y vendidas luego a cuatro museos de Estados Unidos, no viajarán "prestados" como ha pedido la Junta de Castilla y León, según varios expertos y responsables museísticos consultados por EFE.

La Junta pidió el pasado marzo a los museos de Boston, Indianápolis, Cincinnati y The Cloisters (Nueva York) que le prestaran los frescos para una conmemoración especial el año que viene con motivo del centenario de su salida de España por una mezcla de ignorancia de los locales y picaresca de los marchantes de arte.

De los cuatro museos contactados por EFE, todos resaltaron que velan ante todo por la seguridad y la preservación de unos frescos que tienen ya casi mil años de antigüedad y dieron a entender que un traslado trasatlántico les resultaría lesivo.

El más rotundo fue el museo de Boston: una portavoz explicó que "debido al tamaño inmenso y la fragilidad (de los frescos), preparar un traslado por mar no será factible"; mientras que el de Cincinnati explicó que estaban "revisando cuidadosamente factores como el estado de los frescos, su conservación y la capacidad institucional" de quienes solicitan el préstamo.

El de Indianápolis dijo que, por su parte, "priorizaba ante todo el cuidado" de la colección y su "bienestar", mientras que The Cloisters se negó a hacer ningún comentario, tal vez consciente de que toda su inmensa muestra de arte medieval europeo tiene unos orígenes cuestionables y abrirse a prestar aquellos frescos podría dar lugar a un sinfín de reclamaciones.

Un típico ejemplo del 'autoexpolio' del arte

Los frescos de San Baudelio cubrían todas las paredes, el ábside y el techo de esta construcción mozárabe, y su valor es único porque recogen iconografía ajena al arte medieval occidental, como camellos, palmeras o elefantes.

Las pinturas en cuestión representan escenas bíblicas como la curación de un ciego, la resurrección de Lázaro, las bodas de Caná, la Última Cena, la entrada de Jesús en Jerusalén o las tentaciones de Cristo. Las autoridades locales de Berlanga, ignorantes de su valor, las vendieron en 1925 por 65.000 pesetas al marchante italiano Leone Levi. Aunque hubo cierto ruido, un tribunal contencioso-administrativo descartó toda irregularidad.

José María Sadia, autor de 'El autoexpolio del patrimonio español' (Almuzara) comenta por correo que el caso de los frescos de San Baudelio es 'de libro': asegura que los museos estadounidenses lucen en sus salas obras "adquiridas de forma legal en su momento, y no tienen ninguna obligación de cederlas". Por esa misma razón, "son muy reacios a este tipo de préstamos, y no hay nada que reprocharles".

Otros precedentes de préstamos trasatlánticos

Una persona que conoce los entresijos de préstamos artísticos entre EE.UU. y España es Hélène Fontoira, restauradora de la Hispanic Society y que ha coordinado varios traslados de obras de gran valor desde la sede del museo neoyorquino a España, o a otras ciudades estadounidenses.

Fontoira recuerda que "nada es imposible" si existe voluntad por ambas partes, pero señala varios pasos ineludibles: un informe exhaustivo del estado de conservación de la obra que determine si puede viajar; en caso de aprobación, tomar las medidas de los paneles y construir cajas individualizadas para cada uno, que variarán dependiendo de si harán un viaje por tierra, mar o aire.

Según sus cálculos, fabricar las cajas más el transporte costaría entre 6.000 y 10.000 dólares por cada panel (son al menos nueve, incluyendo una ventana), pero a eso hay que añadirle el precio del seguro que se otorgue a cada obra más el que reciba la entidad prestataria, uno de los secretos mejor guardados en el mundo del arte.

Fontoira concluye que los museos suelen prever estos préstamos con dos años de antelación pero, en algunos casos y si hay interés común por que se lleve a cabo, nueve meses pueden ser suficientes.

Curiosamente, una parte de los frescos de San Baudelio viajó de vuelta a España en 1957, pero no fue gratis: el MET Museum de Nueva York canjeó seis de los paneles en su poder (con varias escenas de caza) por un ábside románico trasladado piedra a piedra desde Fuentidueña (Segovia) hasta Nueva York. Y ahora ese ábside preside en el Alto Manhattan la sala donde se encuentran dos de los mejores 'baudelios'.