Sanidad
El Hospital Río Hortega de Valladolid, referente en el tratamiento de la cardiopatía congénita
Una novedosa consulta permite que los pacientes infantiles lleguen a la edad adulta
El pasado 14 de febrero se celebró el Día Internacional de la Cardiopatía Congénita, una enfermedad que cada vez afecta a más niños -a uno de cada cien bebés-, pero que gracias a la labor que llevan a cabo los profesionales sanitarios, así como a las mejoras en el diagnóstico, en el tratamiento, con el gran desarrollo de la hemodinámica y los procedimientos invasivos, y a los grandes avances en la cirugía cardíaca infantil, permite la mejora de los resultados para que muchos de estos pacientes pediátricos lleguen a la edad adulta con una elevada calidad de vida.
La colaboración entre cardiólogos de adultos y pediatras especialistas es fundamental para hacer una adecuada transición al adulto y un seguimiento adecuado a largo plazo y en ello, los servicios del Hospital Universitario Río Hortegahan sido unos de los pioneros en Castilla y León gracias a la Consulta de Transición y a la Consulta de Cardiopatía Congénita del Adulto que llevan funcionando varios años, pero oficialmente desde febrero de 2022, y por la que han pasado más de 400 niños.
Los impulsores de esta unidad son los doctores Juan Carlos Muñoz, jefe del Servicio de Cardiología del centro hospitalario vallisoletano; y Fernando Centeno, cardiólogo infantil, que hace un rato en su apretada agenda para atender a LA RAZÓN y explicar un poco el objetivo de esto proyecto, del que solo existen dos en la Comunidad, el vallisoletano y otro en Salamanca, y que no es otro evitar "esa situación un poco traumática" que puede suponer a un paciente pediátrico, de entre 14 y 18 años, de que "les deje de atender el médico en el que confían por llevar durante muchos años su enfermedad, y pasar a un profesional sanitario" de adultos.
Y es que ambos doctores se estaban dando cuenta que esta circunstancia estaba suponiendo que muchos pacientes abandonaran el tratamiento, por lo que, según relata Juan Carlos Muñoz, "movidos por la relación personal que nos une, y las mismas inquietudes que nos mueven, empezamos a trabajar de una forma no organizada como hace tres años, y tras la pandemia, decidimos organizarlo para evitar esas fugas de pacientes".
Al respecto, el jefe del Servicio de Cardiología del Río Hortega reitera que no es momento fácil, ya que el paciente pasa a ser "gestor de su salud, y a partir de ese momento tiene que tomar decisiones", por lo que lo "tenemos que hacer de una forma progresiva, y apoyados por su médico de toda la vida, para que con el tiempo comiencen a confiar en nosotros".
Enrique Domínguez es un joven de 24 años que se ha beneficiado de esta herramienta. Afirma a LA RAZÓN que "está muy agradecido" a los doctores que le han tratado desde que le descubrieron la cardiopatía congenita al nacer, pero que "saber que siempre ha estado en buenas manos", le ha "calmado bastante".
Recuerda que de pequeño se cansaba bastante, por la separación interventricular que padecía y que provocaba que la sangre no se filtraba bien, pero que tras la operación a los cinco o seis años notó mucha mejoría, y le permitió hacer vida más o menos normal. El paso a la atención adulta no lo ha sentido tanto, aunque reconoce que "su madre aún le acompaña en las consultas, y que el contar con la ayuda del doctor Centeno, que siempre ha estado y está pendiente de mí, le ha favorecido esa transición".
Además destaca que la posibilidad de contar con este tipo de unidades como la del Hospital Río Hortega de Valladolid permitió que en las revisiones anuales le vieran que "tenía una vena colateral muy desarrollada" y que tenían que practicarle un cateterismo, porque había un riesgo de que estallara. Por este motivo, anima a los pacientes de pediatria que no abandonen la atención una vez que son adultos.
En este sentido, el jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid destaca que "la importancia de la colaboración entre grupos de especialistas, equipos multidisciplinares, ya que el paciente no es una cosa estática, se va haciendo adulto, con nuevos problemas, y nosotros nos debemos adaptar a sus necesidades, lo que da mucha seguridad a ambas partes, a la hora de tratarles, y el paciente al verse atendido de una forma regular y no de una forma anárquica". Asimismo, el doctor Centeno apuesta por un "abordaje multiprofesional con el paciente en el centro y siendo los profesionales los que tenemos que trabajar juntos, porque se crea una simbiosis que beneficia, principalmente a los pacientes, para que tengan un futuro lo mejor posible".
Sobre las posibilidades de supervivencia de las cardiopatias congénitas el cardiólogo infantil asegura que es muy alta, casi del 95 por ciento. ¿El motivo?: Los avances en los tratamientos y en las cirugías, así como la posibilidad que se ha abierto con el diagnóstico prenatal con la ecocardiografía fetal, ya que permite hoy en día planificar la atención adecuada del recién nacido, incluyendo en algunos casos el propio nacimiento en el centro quirúrgico.
Aunque hay veces que el problema no se ve hasta que el niño no nace, por lo que es el doctor Centeno considera vital el diagnóstico precoz, especialmente en las cardiopatías congénitas críticas motivo por el que la Sociedad Española de Neonatología y la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas recomiendan hacer un test "muy sencillo" de cribado a todos los recien nacidos, midiendo la saturación de oxígeno en dos puntos distintos en las primeras horas de vida, cosa que ya se hace en la práctica totalidad de las maternidades de España.
Por último, Fernando Centeno considera que también es muy importante la formación y el apoyo a las familias, para lo cual colaboran con la Fundación "Menudos Corazones", que dan ayuda psicológica y soporte emocional a los niños con problemas de corazón y sus padres, sobre todo cuando sus hijos son operados, facilitando las estancias de los pacientes fuera de su lugar de origen, y haciendo, en definitiva, más fácil el pasar por los momentos difíciles.
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