Curiosidades
El peculiar origen de la expresión "Joder la marrana" y su relación con el vino
Todo lo que le rodea a la viticultura es apasionante, desde el arte de pisar la uva con el primer mosto hasta la elaboración del propio caldo como puntos culminantes
La vendimia ha finalizado en Castilla y León con una producción desigual según qué zonas pero con una uva sana y de excepcional calidad en la mayor parte de los territorios vitivinícolas, que auguran vinos de guarda.
Pero una vez recogida la uva el trabajo en las viñas no para, ya que, hasta que se caigan las hojas, es tiempo de reposo así como de sanear y cuidar los sarmientos y las cepas y prepararlas para la siguiente temporada. De hecho, este aclareo que se hace en la viña es importante para crear la próxima añada. Tras la recolección, las plantas entran en un periodo de letargo que se prolonga unos meses hasta lo que se conoce como el “lloro de la viña” o movimiento de la sabia, que será cuando la vid salga a la luz nuevamente tras su merecido descanso invernal, y es necesario adecentar la viña en estos meses previos a la primavera.
El mundo del vino y todo lo que le rodea es apasionante, desde el arte de pisar la uva con el primer mosto hasta la elaboración del propio vino como puntos culminantes.
Ahora el vino se elabora en bodegas modernas que cuentan con lo último en tecnología para poder investigar e innovar y elaborar los vinos de gran calidad. Pero hasta no hace mucho el vino se hacía en los denominados como lagares, una de las estructuras más representativas de la arquitectura del sector vinícola que hoy en día tienen un sentido más turístico y ornamental, aunque se siguen utilizando para elaborar vinos de forma más artesanal y principalmente para el consumo propio de pequeños viticultores.
Los lagares de vino disponen de diversas maquinarias y depósitos y son los lugares donde tradicionalmente se pisaba la uva para la obtención del mosto. Suelen estar excavados en el suelo, están forrados de piedra, cerámica o cemento y cuentan con una prensa que sirve para aplastar el fruto.
El lagar tradicional de viga y husillo tiene planta rectangular y dispone de dos pilas grandes y separadas que se encuentran a distintos niveles. En la pila superior se deposita la uva cosechada y en el nivel inferior, llamado pililla o pozal, cae el mosto resultante de prensar los racimos que posteriormente se sacará en cubetas, pellejas o cántaras. Las pilas están conectadas mediante un canal que recibe diferentes nombres como piquera o viznera.
Una viga grande y robusta atraviesa la construcción para el prensado, donde destaca el pilón, una piedra que sirve de contrapeso para exprimir la uva, que se une a la viga mediante el husillo, una especie de tornillo gigante que permite a esta subir y bajar para prensar el fruto. El lagar funciona mediante un mecanismo de palanca y se usa un conjunto de maderos llamado castillo que se coloca sobre la uva para favorecer el prensado.
La masa de uvas se cubre de unos tablones en posición transversal llamados “marranos” sobre el cual se apoya la “marrana”, cima de la pirámide y punto de contacto con la viga. Es en ese momento, cuando la prensa está preparada para ponerse en funcionamiento bajo las ordenes del maestro lagarero.
Este singular nombre de marrana para calificar a este madero ha llevado con el tiempo a expresiones singulares que se siguen utilizando hoy en día y que han pasado de padres a hijos de generación en generación hasta llegar a nuestros días.
Es el caso de "Joder la marrana". Una frase que se utiliza en estos tiempos para hacer referencia a algo que se fastidia o se estropea y no como piensan muchos para referirse al animal del que se aprovecha todo, hasta los andares aunque el chirriar de ese engranaje de madera al girar recuerda al gruñido del animal. Por ejemplo, "con lo bien que estábamos hablando y llega este a jodernos la marrana", es una frase que se escucha en cualquier parte de España y que explica muy bien su peculiar significado.
Dicho esto, el origen de la expresión ‘joder la marrana’ proviene de la acción de sabotear la noria a través de atrancarla con algún palo o barra de hierro e incluso echando arena. De ese modo se impedía el giro de la misma siendo un perjuicio para el dueño del lagar.
También se apunta a la noria de los molinos y a la disputa que había entre los campesinos que iban a moler el trigo por el turno en que les tocaba. Se cuenta que el que primero molía antes tenía su harina y así podía venderla, así que, en algunas ocasiones, los otros agricultores trataban de sabotearlo jodiendo o estropeando la marrana.
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