Tráfico
Fuera de circulación
En la pasada Navidad fue su último viaje, y lo hizo, como siempre, dócil y servicial, sin poner ningún reparo ni escatimar esfuerzos, ofreciendo generoso toda su comodidad.
Cumplió ya los veinte años, pero mantiene intacto su espíritu de aventura y enfila carreteras y autopistas con igual o mayor brío que cualquiera de sus congéneres recién salido de la fábrica que van por ahí alardeando de todo tipo de adelantos.
Y como el viaje es un poco largo, casi 800 kilómetros, desde la montaña de León a Barcelona, y lo hemos hecho tantas veces, para entretenerlo un poco solemos ir algún rato hablando los dos (no es que sea él un coche fantástico como el de la televisión, pero tiene una grandísima virtud, cada vez más escasa, que es la de saber escuchar, por eso nos entendemos).
Pero llegó ya la hora de la despedida. Se ha hecho viejo y desde el primer día de este mes de enero le han prohibido circular. Porque contamina mucho, dicen las autoridades.
Y si no puede salir a las carreteras, ¿qué va a hacer? ¿Estarse parado todo el tiempo en el garaje sin ver la luz del día?
Juntos hemos pasado mucho tiempo, y en amigable compañía hemos ido perezosos al trabajo, y alegres de vacaciones, y aventureros en los viajes (¡los más de mil kilómetros a Friburgo, de una tirada, y en cuatro ocasiones!).
Siempre durante todos estos años me sirvió bien, y nunca me puso en un aprieto, incluso tuvo la delicadeza de no meterse en averías.
Y ahora le van a dejar en un taller para el desguace, a él, tan fiel y fiable y compañero.
Te retiran de la circulación, viejo Volvo, pero no de mi memoria, en la que tendrás siempre reservada una plaza libre. Por lo menos hasta que yo también me haga viejo y tenga como tú que retirarme.
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