Con el paso de los días, a la Generalitat se le han ido acabando las excusas para explicar su gestión del coronavirus. No sólo vale con culpar a Madrid de todos los males. Máxime cuando la gestión de las residencias está transferida a las autonomías. En este contexto, el Govern ha salido al paso de las críticas con una escueta rueda de prensa a la que ni siquiera ha acudido el consejero de Asuntos Sociales, Chakir El Homrani. En cualquier caso, los números hablan por si solos. Un total de 362 ancianos han muerto en residencias catalanas como consecuencia de la pandemia de COVID-19 desde el 15 de marzo, mientras que otras 830 personas han sido diagnosticadas con el virus.

Así lo ha anunciado el secretario de Asuntos Sociales y Familias del Govern, Francesc Iglesies, en una rueda de prensa para informar sobre la incidencia de la pandemia en las residencias de mayores en Cataluña. Iglesies ha precisado que un total de 317 centros presentan al menos algún interno con sintomatología compatible con la COVID-19, lo que representa el 30 % del total de residencias de Cataluña. “La cifra positiva es que en Cataluña, en el 70% de las residencias aún no ha entrado el virus Covid-19 y tendremos que dirigir muchos esfuerzos para que no entre”, ha añadido el secretario, que ha cifrado en más de 300 las residencias con casos del virus.

Sobre la desinfección de residencias, ahora que diversos ayuntamientos catalanes han solicitado por su cuenta la ayuda de la UME, Iglesias apuntó que han recibido 168 peticiones de las que 103 ya están programadas.