Economía

¿Sabes teletrabajar? Un estudio confirma que el teletrabajo en el confinamiento suma dos horas a la jornada laboral

Conciliar el trabajo con el cuidado de los hijos, el miedo a perder el empleo y la cultura de la presencialidad empujan a los trabajadores a no desconectar

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Empresas y autónomos recurren al teletrabajo durante el estado de alarmaEnric FontcubertaEFE

Alguien dijo en Twitter que el teletrabajo en este confinamiento es la nueva modalidad de esclavismo del siglo XIX. La sensación de estar de sol a sol pendiente del trabajo y más trabajo es muy compartida entre los millones de españoles que se han acogido a esta modalidad laboral desde que Pedro Sánchez declaró el Estado de Alarma. Tanto es así que según la IV Encuesta Funcas sobre el coronavirus, siete de cada diez trabajadores no quieren seguir trabajando en casa tras el confinamiento. Hay que puntualizar que tampoco hay colegios y hay 4,5 millones de familias con niños pequeños que hacen auténticos malabares para llegar a todo.

El principal motivo por el que el teletrabajo no está cuajando es porque las jornadas laborales son más largas. Según un análisis de NordVPN recogido por Forbes, con el teletrabajo se está trabajando una media de dos horas más que antes de la pandemia, cuando se iba a la oficina. La profesora de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), Eva Rimbau, argumenta que España no estaba preparada para dar el salto. “Se ha pasado de un teletrabajo prácticamente inexistente a un teletrabajo a tiempo completo”, dice. En otras circunstancias, este salto se hubiera planificado desde el punto de vista tecnológico y para adaptar las maneras de organizar y teledirigir. Pero la pandemia, “nos ha impedido cualquier tipo de planificación, hemos empezado a teletrabajar sin preparación y esto ha traído errores que se pagan con tiempo extra”, lamenta Rimbau.

Familiarizarse con las herramientas digitales -zoom, jitsi, meet, hangouts...- requiere su tiempo. Las empresas que no habían probado antes esta modalidad, han sido testigos de que las competencias digitales corporativas se van construyendo a medida que teletrabajamos. Además, tal y como apunta Mar Sabadell, también profesora de Economia y Empresa de la UOC, “estamos sobrecogidos por un exceso de información digital”.

Uno de los problemas que han descubierto los trabajadores es que en el mundo digital, las demandas pueden ser infinitas. “Hemos de aprender a planificar, mejorar la organización del tiempo de trabajo digital y marcar prioridades”, dice Sabadell, miembro también del equipo de investigación DigiBiz de la UOC.

Entre la demanda por parte de la empresa y la autoexigencia, los trabajadores no desconectan. Un estudio publicado por GlobalWebIndex constata que la vida laboral acaba interfiriendo en la vida familia. El 74% de las personas que teletrabajan revisa el correo electrónico fuera del horario laboral, frente al 59% de los que no trabajn desde casa. Además, corrobora que desde el confinamiento, la jornada laboral empieza antes. Incluso, datos de Surfsharrk, otro proveedor de VPN, muestran picos de actividad en la red entre las medianoche y las tres de la madrugada que antes no eran habituales.

La brecha parental

Conciliar el trabajo con los cuidados a menores o personas dependientes, que con el confinamiento se han quedado sin colegio o centros de día, todavía complica más el trabajo desde casa a las familias. En España, hay 4,5 millones de familias con niños. Las mujeres pagan un precio más alto. Según la encuesta de Funcas, las madres dedican 4,3 horas diarias al cuidado de sus hijos, una hora más que los padres, que dedican 3,1 horas.

La profesora Rimbau confirma que “es muy difícil trabajar en estas circunstancias”. Por lo que insta a las empresas a mostrar empatía, entender que en una telellamada aparezcan niños o mascotas, o que alguien tenga que abandonar para atender a un bebé. La actitud de los equipos directivos es clave, facilitar que cada persona establezca sus horarios y facilitar ideas a través de grupos de whatsapp, por ejemplo, facilita la conciliación.

Tres pistas para saber si teletrabajamos mal

Para saber si teletrabajamos mal, Sabadell da tres pistas. Antes que nada, en un intento de evitar la fobia al teletrabajo, insiste en que “este teletrabajo de pandemia no es una forma correcta de teletrabajar”. Teletrabajar no es estar siempre disponible. “Es estresante y va en contra del derecho a la desconexión”, advierte la profesora. La idea del teletrabajo es dejar que la gente se organice el tiempo como quiera y pactar un plazo de entrega. Las personas con cargos directivos tampoco tienen por qué saber qué hacen los empleados en cada momento.

Si estamos teletrabajando a todas horas, tampoco lo estamos haciendo bien”, añade la profesora. Hay que trabajar un número de horas que permita hacer otras actividades como hacer ejercicio, comer, tener vida social y familia, o tener ocio.

Y, finalmente, no tener descansos es otro indicativo de que no se están haciendo bien las cosas. "Lo ideal es tener descansos breves de cinco minutos cada media hora, quince minutos cada dos horas y pausas más largas para comer. También moverse para evitar problemas físicos relacionados con el trabajo sedentario.

Pere Vidal, profesor colaborador de la UOC de los estudios de Derecho y Ciencia Política, subraya que “existe el derecho a la desconexión digital”. Para los incrédulos cita el artículo 88.1 de la Ley orgánica de protección de datos: “Los trabajadores tendrán derecho a la desconexión digital con la finalidad de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencional establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos, vacaciones, así como su intimidad personal y familiar”. Con la ley en la mano, no se puede sancionar a los trabajadores que no consulten el correo o el teléfono fuera de la jornada laboral habitual. Pero el miedo a perder el trabajo y una cultura de trabajo presencial, “nos empuja a estar conectados”, lamenta la profesora Sabadell.