La Generalitat confina las residencias de l’Hospitalet, Sitges y Cornellà

La Generalitat parece inmersa en una carrera contra el coronavirus similar a lo visto meses anteriores. Con la salvedad de que esta vez la gestión es exclusivamente suya y la incómoda sensación de que llega tarde y mal, a tenor de lo ocurrido en Lleida y comparado con la diligencia que exhibe la comunidad de Aragón con sus rebrotes. En este contexto, y tras los amagos de confinamiento del Segrià, Cataluña prohibió las visitas a las residencias de Cornellà, l’Hospitalet y Sitges el domingo pasado. Es decir, las ha confinado tras el amargo recuerdo de los meses pasados, en los que 4.000 ancianos murieron en residencias catalanas.

El domingo pasado, los centros recibieron una notificación en la que les avisaban de las nuevas medidas que entrarán en vigor para frenar el incremento de casos de coronavirus. Aparte de las visitas de los familiares, la orden del gobierno catalán también prohíbe que los usuarios puedan salir de los centros o que haya más ingresos. En Barcelona, en cambio, por el momento no se ha tomado ninguna medida restrictiva, pese a que la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, mostró ayer su preocupación por el avance del virus en la ciudad. Colau, a diferencia de marzo, cuando estuvo semanas reclamando a la Generalitat que prestase atención a las residencias, hizo ayer hincapié en la alarmante falta de rastreadores para atajar la pandemia. La Generalitat ha dispuesto de un equipo de 120 personas para toda Cataluña. El Ayuntamiento estima que serían necesarios 50 sólo para Barcelona siempre y cuando los contagios no vayan a más.

En el caso del Hospitalet, la medida coincide con el rápido incremento de positivos de Covid que se han producido en los últimos días. Si el sábado pasado se habían detectado 40 casos, tres días después, este lunes, ya hay 300 infectados. En cuanto a Cornellà, a pesar de estar muy cerca de Hospitalet, se desconoce en este momento por qué se ha tomado esta medida restrictiva a las residencias de ancianos. Lo mismo ocurre con Sitges.