Elecciones Catalanas

Escenario post14-F

ERC se reúne con JxCat, pero condiciona el pacto: veto a la independencia unilateral

Ambas formaciones se emplazan a continuar con las conversaciones para hallar un acuerdo

El vicepresidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, a su llegada a la reunión semanal del Govern, la primera tras las elecciones catalanas del 14F, que se celebra mientras tanto Pere Aragonès (ERC) como Salvador Illa (PSC) mantienen contactos con las demás fuerzas en busca de apoyos para su investidura. EFE/Generalitat/Rubén Moreno CRÉDITO OBLIGATORIO? SÓLO USO EDITORIAL? SOLO USO PERMITIDO PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE APARECE EN EL PIE DE FOTO
El vicepresidente de la Generalitat en funciones, Pere Aragonès, a su llegada a la reunión semanal del Govern, la primera tras las elecciones catalanas del 14F, que se celebra mientras tanto Pere Aragonès (ERC) como Salvador Illa (PSC) mantienen contactos con las demás fuerzas en busca de apoyos para su investidura. EFE/Generalitat/Rubén Moreno CRÉDITO OBLIGATORIO? SÓLO USO EDITORIAL? SOLO USO PERMITIDO PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE APARECE EN EL PIE DE FOTOGeneralitat/Rubén MorenoEFE

La intención de Pere Aragonès es poner en marcha un Govern de inmediato, pero la partida para su investidura se juega a muchas bandas y se prevé larga y compleja. Pese a las prisas de Esquerra para atar la presidencia de la Generalitat, los republicanos han esperado cinco días para tener la primera toma de contacto con JxCat –síntoma claro de las distancias– y han fijado el terreno de juego de la negociación desde el primer minuto: puerta cerrada a la unilateralidad y apuesta por la mesa de diálogo con el Gobierno.

La formación de Oriol Junqueras y Pere Aragonès ha aprovechado este viernes la reunión con las bases en el Consell Nacional para trazar las líneas maestras de la próxima legislatura, que pasan por dar tanto peso a la gestión política, social y económica de la Generalitat como a avances en el «procés», pero enfriaron todas las tentaciones de JxCat por reactivar la declaración unilateral de independencia. Aragonès fue claro: hay que profundizar en la mesa de diálogo con el Estado y, en paralelo, preparar un referéndum a lo largo del próximo mandato. De esta manera, quiso atajar las presiones de los de Laura Borràs y Carles Puigdemont para acelerar el proyecto rupturista.

La presión de JxCat es tanto directa –la propia Borràs ha apelado a reactivar la DUI–, como indirecta. Y la primera señal en este sentido es la convocatoria de la Asamblea Nacional Catalana, afín a Puigdemont, de una manifestación para el próximo 28 de febrero a favor de un gobierno independentista. La entidad separatista ha ido perdiendo peso y protagonismo en la política catalana, pero todavía mantiene un importante músculo territorial que puede crear un clima difícil para ERC.

Esquerra ha alejado la reedición de un gobierno a solas con JxCat y, de ello, son conscientes en la sala de máquinas del partido de Puigdemont, que tampoco puede quedarse sin cuota de poder en la Generalitat. Sin opción de presidir la Generalitat y a expensas de la decisión de Esquerra, que también tantea un gobierno de izquierdas –ya sea en solitario o en coalición con Comunes y CUP–, JxCat tendrá que hacer equilibrios de ahora en adelante en las negociaciones con Esquerra para evitar que fracasen y se queden sin silla en la Generalitat.

En cualquier caso, el «pressing» sobre Esquerra se va intensificando. Y no solo por el lado separatista, sino también desde la izquierda. El Institut Sobiranies, «think tank» que agrupa a destacados exdirigentes de CUP (Anna Gabriel) y Comunes (Xavier Domènech), ya ha mostrado su preferencia por una coalición de ERC, Comunes y CUP. En esa ecuación de gobernabilidad podría también entrar el PSC, aunque siempre ofreciendo apoyos externos. De momento, también es cierto que Esquerra mantiene su veto a cualquier entendimiento con los socialistas catalanes.

El partido de Salvador Illa sigue adelante y trata de hacer valer su victoria. Así, el encuentro sirvió para tantear el terreno: mientras el PSC apostó por «llegar a un acuerdo que permita un Gobierno progresista en Cataluña presidido por Salvador Illa», los Comunes se limitaron a señalar que les han hecho llegar su voluntad de conformar «un Govern progresista», aunque sin especificar si presidido por el propio Illa o por Aragonès.