Medicina
Un estudio coordinado por ISGlobal no halla evidencia que asocie el uso del móvil con el riesgo de tumor cerebral en jóvenes
Se trata de la investigación que cuenta con un mayor número de casos y controles, con datos de 14 países, que analiza el vínculo causal entre la exposición a campos electromagnéticos (CEM) de dispositivos inalámbricos, tanto móviles como fijos, y tumores en el cerebro en esta población
En los últimos años, se ha incrementado significativamente el uso de teléfonos móviles entre la población joven, lo que ha creado una incertidumbre o preocupación entre padres y profesionales acerca de si la utilización de estos dispositivos podría conllevar un aumento del riesgo de desarrollar tumores cerebrales, principalmente por la elevada exposición a campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF) y frecuencia extremadamente baja (ELFA) que se asocia a esta práctica.
En este contexto, se acaban de publicar en la revista Environment International los resultados de una investigación, que ha sido coordinada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), que no proporcionan evidencia de una asociación causal entre el uso de teléfonos móviles o fijos inalámbricos y los tumores cerebrales en personas jóvenes. Con el fin de analizar ese posible vínculo, para dicho estudio, que se conoce con el nombre de MOBI-Kids, se reclutó en 14 países diferentes a 900 jóvenes de entre 10 a 24 años con tumores cerebrales, principalmente de tipo neuroepitelial, y a 1.900 más de control, los cuales coincidían con los casos en la fecha del diagnóstico, la región de estudio, el sexo y la edad, para poder establecer una comparación.
Todos ellos respondieron a un cuestionario acerca de su historial de uso de dispositivos inalámbricos y, paralelamente, sus padres rellenaron un segundo cuestionario acerca de las exposiciones anteriores a la concepción, durante la gestión y en el primer año de vida. Además, se realizaron dos estudios más de validación, uno de los cuales se concretó en la comparación de los datos facilitados por los participantes en el estudio acerca del número y duración de llamadas con los registros proporcionados por las operadoras de telefonía y el otro consistió en la instalación de una aplicación en el teléfono para registrar su uso real durante cuatro semanas.
Asimismo, se calculó el nivel de exposición a RF y ELF de los dispositivos gracias a algoritmos desarrollados en el contexto de MOBI-Kids. Es relevante el hecho de que en este estudio se analizara el riesgo de tener tumores cerebrales en relación con las estimaciones de energía específica de RF y la densidad de corriente inducida por ELF en el tumor, ya que esas dosis no solo dependen de la duración y la cantidad de uso del dispositivo, sino también de la localización del tumor, la banda de frecuencia en la que emiten los teléfonos y la tecnología de emisión.
A la conclusión de esta investigación, no se evidenció un vínculo entre el uso de teléfonos móviles o fijos inalámbricos y el riesgo de sufrir tumores cerebrales entre la población joven, sin embargo, tal y como pone de relieve Gemma Castaño, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, “pese a que se trata del estudio más grande de tumores cerebrales en jóvenes realizado hasta la fecha, el grupo de personas en subgrupos puede ser demasiado pequeño para evaluar posibles asociaciones, por ejemplo, en ventanas de tiempo y grupos de edad específicos o en diferentes ubicaciones anatómicas de los tumores”. Así pues, “no se puede descartar que pueda haber un pequeño aumento en el riesgo”, admite la investigadora.
En cualquier caso, “actualmente, no hay evidencia científica concluyente de que los niveles de radiaciones emitidos por teléfonos móviles puedan aumentar el riesgo de cáncer cerebral”, constata Elisabeth Cardis, coordinadora del estudio y jefa del programa de Radiación de ISGlobal, quien al respecto concluye que “por lo tanto, los resultados de nuestra estudio son consistentes con el conocimiento publicado hasta la fecha”.
Y, pese a que estudios recientes realizados en animales y células han dado muestras del aumento del estrés oxidativo relacionado con las radiaciones emitidas por los teléfonos, así como posibles efectos sobre la genotoxicidad y la expresión génica, se contempla la posibilidad de que el mecanismo por el que las radiofrecuencias podrían afectar el riesgo de cáncer es en la promoción o progresión de tumores, posiblemente acelerando una aparición que, en cualquier caso, habría tenido lugar más tarde. “Son necesarios más estudios para comprender la relación entre las radiaciones de los dispositivos de comunicación y los tumores y, en la actualidad, se están realizando diversas investigaciones para comprender estos resultados y los posibles mecanismos biológicos de las radiofrecuencias que emiten los teléfonos”.
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