Barcelona

Mohamed Mbougar Sarr: “Los lectores deberían ir como una flecha sin destino”

El autor francés presenta “La más recóndita memoria de los hombres”, la obra con la que ganó el Premio Goncourt

El escritor Mohamed Mbougar Sarr, ganador del Premio Goncourt 2021
El escritor Mohamed Mbougar Sarr, ganador del Premio Goncourt 2021Alejandro GarciaAgencia EFE

Es uno de los nombres de referencia de la literatura francesa contemporánea. Y hay motivo, porque «La más recóndira memoria de los hombres», publicada en nuestros país por Anagrama, fue galardonada en 2021 con el Premio Goncourt. En esta novela de novelas con ecos bolañianos se entrecruzan historias y búsquedas, como la de T. C. Elimane o la de Diégane Latyr Faye. El autor pasó estos días por Barcelona, donde conversó con este diario.

Resulta inevitable preguntarle hasta qué punto le ha cambiado la obtención del Goncourt.

El Goncourt ha cambiado cosas a nivel básico, como es la exposición de mi trabajo. Ahora resulta más visible a una escala mayor, pero no solamente para esta novela, sino también para las anteriores. Desde el punto de vista mediático ha sido extraordinario, pero también te arroja encima una luz cruda y brutal. Yo no estaba preparado para esto porque te provoca que debes opinar de muchos temas, también de otros que no tienen nada que ver con el libro. Es también un cambio económico que permite tener más tranquilidad para los años venideros. Hace tiempo decidí dedicarme únicamente a la escritura. Con el Goncourt me siento menos obligado a publicar con más rapidez. Así puedo dedicarme a proyectos más de fondo, puedo hacer que mi trabajo sea mucho más lento y pausado.

¿Ha escrito ya después de lograr el galardón?

Desde el punto de vista de la escritura no he trabajado en otras cosas. Lo que sí es cierto es que el Goncourt ejerce una presión desde el punto de vista mediático y de lectores. Ya veremos qué pasa. Sí le puedo decir que sin el Goncourt no habría podido llegar a los países a los que me están publicando esta novela.

Su obra se abre con una larga cita de «Los detectives salvajes» de Roberto Bolaño. Leyendo «La más recóndita memoria de los hombres» resulta evidente su huella.

No podría decir qué representa para mí porque suponen muchas cosas. En el caso de este libro ha sido una estrella distante por tomar su título, pero también se fija en el espíritu de la narración. Esta mañana he salido a correr y, de repente, me he encontrado en la calle Tallers de Barcelona. Mi editor me había dicho el día antes que Bolaño vivió aquí. De manera que me pongo a correr, me canso y de repente estoy allí, en esa calle. No creo que fuera una señal, pero sí ha sido una guía para este libro. Bolaño representa una liberación. Al leerlo me di cuenta de una realidad que no podía ver: puedes usar la literatura dentro de la literatura sin que eso tenga que ser algo pesado, árido... La literatura forma parte de la vida, por no decir que es la vida misma.

¿Bolaño le ha cambiado?

Roberto Bolaño me ha cambiado como escritor, pero también como lector, algo que, si cabe, es mucho más difícil. Después de leerlo me convertí en un lector que recibía una energía vital respecto al ritmo, la búsqueda, la invención, aunque eso te lleve a un callejón sin salida. Buscas a veces sin saber lo que buscas. Eso te conduce a la belleza de la literatura. Si hablamos de influencia deberíamos saber qué significa. No se trata de repetir. Ese hecho se convierte en tu punto de partida para tu interpretación personal. Ahora, que es autor de culto, no se hubiera visto como tal. Él acabó con los ídolos como Octavio Paz o Neruda. Es un maestro que te enseña a abandonar a los maestros. Me he sumado a esta familia. Y, por cierto, al pasar por la calle Tallers encontré la placa oscura conmemorativa que lleva su nombre.

Uno de los grandes temas que surgen en «La más recóndita memoria de los hombres» es cómo leemos.

Creo que toda la dificultad de una lectura consiste en que siempre que leemos lo hacemos teniendo en cuenta unas lecturas previas y unos propios prejuicios. Esto es así. No lo digo como crítica. Leemos con ciertas expectativas por lo que nos han dicho del libro, por lo que pone la contraportada... Por eso, creo que lo ideal es poder leer dando respuesta a las expectativas que tenemos sobre ese libro. Deberíamos ser unos lectores ingenuos, aunque no puedes olvidar lecturas previas. Lo ideal sería que al tener un libro entre las manos fuéramos impermeables y tuviéramos nuevas ideas. Jan Starovinski, un historiador de literatura, decía que había que escribir como una flecha sin destino. Creo que el lector debe deshacerse de las distancia, es decir, de esos prejuicios e ir también como una flecha sin destino.