Calentamiento global
Las altas temperaturas incrementan el riesgo de morir en un hospital por causas respiratorias
Si bien en inverno se registra un mayor número de ingresos de pacientes con enfermedades respiratorias, es en los meses de verano cuando aumenta la mortalidad hospitalaria entre este colectivo
De sobras es conocido que, con el descenso de las temperaturas, aumenta la incidencia de las patologias respiratorias y, por lo tanto, los ingresos hospitalarios por esta causa, pero, paradójicamente, la máxima incidencia de mortalidad hospitalaria se produce durante los meses de verano, de manera que ésta está relacionada con las altas temperaturas, tal y como pone de manifiesto un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”.
“Estaba haciendo un análisis descriptivo y encontré un patrón en los datos muy peculiar: la tasa de mortalidad en los hospitales por causa respiratoria era más elevada en verano que en invierno y eso contrastaba con otras causas de mortalidad, como las cardiovasculares”, explica Hicham Achebak, primer autor del estudio e investigador en Iserm e ISGlobal, quien además comenta que “también puede comprobar que el patrón de mortalidad era opuesto al de ingresos, puesto que pese a que los ingresos aumentaban con las bajas temperaturas, la mortalidad lo hacía en verano”.
Ante estos datos, Achebak puso en marcha el estudio con el fin de “ver cuál era la contribución de la temperatura ambiental a este patrón de mortalidad hospitalaria”. Así, el equipo tomó los datos sobre las hospitalizaciones diarias por causas respiratorias a través del servicio de urgencias, así como los meteorológicos -temperatura y humedad relativa- y los relativos a los contaminantes atmosféricos. Y, tras su análisis, comprobó que “el aumento de la mortalidad por causas respiratorias en hospitales de Madrid y Barcelona se debe a las temperaturas cálidas estivales, un efecto que, sin embargo, no se ve afectado por la contaminación atmosférica ni la humedad relativa, que no contribuyen al pico de la hospitalizaciones mortales”.
En concreto, en el marco de este estudio, publicado en The Lancet Regional, se determinó que las altas temperaturas estivales fueron responsables del 16% en Madrid y del 22,1% en Barcelona del total de hospitalizaciones mortales por enfermedades respiratorias.
Además, se comprobó que el efecto de las altas temperaturas fue inmediato, ya que en su mayoría éste tuvo lugar “en los tres primeros días tras la exposición al calor”, indica Achebak, quien al respecto comenta que “cuando se trata del impacto del frío en las enfermedades respiratorias éste es más dilatado en el tiempo y puede tardar entre dos o tres semanas en desarrollarse, como sucede con la neumonía”.
Asimismo, se observó que los efectos del calor fueron especialmente evidentes en patologías respiratorias concretas, como la bronquitis aguda y la bronquiolitis, la neumonía y la insuficiencia respiratoria y que las mujeres fueron más vulnerables al calor que los hombres. Esto último probablemente se deba a las diferencias fisiológicas específica en termoregulación, debido a las cuales las mujeres tienen un umbral de temperatura más alto que los hombres.
Ante esta evidencia, el investigador considera que el incremento de la mortalidad hospitalaria por causas respiratorias durante los meses cálidos podría explicarse por “un impacto muy grave del calor o bien porque no tenemos remedios o tratamientos eficaces para la morbilidad asociada a las altas temperaturas”.
Medidas de adaptación
En cualquier caso, en un contexto de cambio climático que está provocando un calentamiento global, con temperaturas cada vez más elevadas, y de envejecimiento de la población, así como de aumento de la prevalencia de las enfermedades respiratorias, las conclusiones de este estudio invitan a “tomar medidas de adaptación para minimizar el impacto de las altas temperaturas sobre las personas con enfermedades respiratorias crónicas y a pensar otras estrategias para tratar a estos pacientes”, señala Achebak
Al respecto, el investigador se refiere a “diseños de las ciudades y planificaciones urbanas que permitan reducir la exposición al calor, sistemas de alerta temprana frente a episodios de altas temperaturas, monitorización de pacientes o campañas de concienciación”. Y, en el ámbito doméstico, “la medida más efectiva es la de mantener el hogar a una temperatura de confort”, concluye.
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