Sequía

La crisis y el procés, una década perdida para Cataluña en la gestión del agua

Las únicas obras hidráulicas relevantes hechas en la región de Barcelona desde la última gran sequía fueron proyectadas por el tripartito

Cataluña declara la emergencia por sequía en 24 municipios de Girona y Tarragona
Cataluña declara la emergencia por sequía en 24 municipios de Girona y TarragonaEuropa Press

Cataluña se enfrenta a la peor sequía registrada en su historia. Con los embalses en niveles mínimos, el suministro de agua desalada y regenerada se ha convertido en una medida crucial para abastecer los grifos. En la actualidad, este tipo de agua ya representa el 50% del consumo total en el área metropolitana de Barcelona. Sin embargo, esta proporción podría haber sido mucho mayor si se hubieran implementado las numerosas inversiones planeadas hace quince años, las cuales fueron relegadas al olvido.

En 2008, Cataluña experimentó el último gran episodio de escasez de lluvias. Durante ese tiempo, en medio de la crisis, incluso se observó a un consejero rogando a la Moreneta por precipitaciones. Se impusieron restricciones, se consideró el trasvase del Ebro a Barcelona y se organizaron envíos de agua desde Tarragona y Francia para abastecer a la región. Afortunadamente, un mayo excepcionalmente lluvioso, Dios aprieta pero no ahoga, llenó los embalses, y la situación de sequía quedó momentáneamente mitigada. Cataluña, sin embargo, cerró la carpeta para entrar en una nueva fase. En un vuelva usted mañana perpetuo para el agua, la educación o la sanidad, por ejemplo, mientras destinaba sus esfuerzos en colgar lazos amarillos del mobiliario urbano. El plan de sequía de 2009 ya contemplaba desalinizadoras en la Tordera y en el Foix que ahora urge hacer. De hecho, hasta 2017 la Agencia Catalana de Agua (ACA) fue poco más que un ente sin vida. En una entrevista en TV3, Samuel Reyes, director del ACA reconocía la falta de inversiones: «La ACA sufrió una situación económica muy delicada y hasta el 2019 no se devolvió la deuda».

Durante esos años, casi todos los ingresos que obtenía el ACA por el cobro del canon del agua se destinaron a saldar la deuda contraída a causa de inversiones durante la sequía así como a devolver la deuda acumulada de años anteriores, todo ello en aplicación de un plan de estabilización. La atención de la Generalitat se centró sobre todo en la privatización de la empresa pública de la Generalitat proveedora de agua a los municipios (Aigües Ter-Llobregat: ATL), entregada en concesión a Acciona y luego revertida por los tribunales.

Las únicas obras hidráulicas relevantes hechas en la región de Barcelona desde la última gran sequía (2007-2008) son las que programó el tripartito, que han resultado providenciales para afrontar la sequía, y han permitido retrasar la entrada en emergencia unos 15 meses. Aportan el 58% del agua consumida en el área de Barcelona (el otro 42% son agua de los cinco grandes embalses del Ter y el Llobregat y de pozos). En su mayor parte se financiaron con fondos de la UE. Una de las grandes asignaturas pendientes desde 2008 por la falta de inversión es la creación de una planta regeneradora de agua en el río Besòs. Según los expertos, garantizaría el 95% del agua que se consume en el área metropolitana.

De hecho, para Reyes ésta debe ser la apuesta clave, ya que permitirá que el entorno de Barcelona sea autosuficiente y, por tanto, enterrará definitivamente alternativas como el polémico trasvase del Ebro. Esta infraestructura va con retraso y las desaladoras de la Tordera II y el Foix no estarán operativas hasta 2028 y 2029, respectivamente.

Por tanto, en el escenario actual de emergencia hay que pensar en soluciones urgentes, como hacer llegar agua en barcos. El gobierno catalán repite por activa y por pasiva que es una posibilidad que se quiere evitar a toda costa y, de hecho, la ACA aplaza este momento a después del verano en caso de que no llueva. Hasta ahora, el conseller David Mascort había marcado en junio como fecha más probable para esta opción. Lo que se sabe es que el Puerto de Barcelona podría recibir unos 40.000 metros cúbicos diarios procedentes de la desaladora de Sagunto y también de Tarragona, como plantea el gobierno: «Debemos tenerlo todo a punto por si se necesitan estos barcos, pero es mejor invertir cinco millones de euros en una planta de regeneración en Sant Feliu de Llobregat que en barcos», dice Reyes. Se calcula que el agua en barco será tres veces más cara que la obtenida a través de los embalses. El agua desalada también es mucho más cara, debido al elevado consumo energético a la hora de producirla. Esto abre un debate: ¿se pueden mantener las tarifas de agua actuales? Expertos economistas creen que no y que habrá que subir las tarifas del agua.

También faltará que se incluya, está por ver, una partida para el agua en los presupuestos de la Generalitat, como ocurre con Educación o Sanidad