Manipulación intencionada

Verano
Si eres buceador y buscas un rincón realmente especial en la Costa Brava, lejos de los lugares más concurridos y de las rutas habituales, hay una cala que deberías apuntar en tu lista: Cala S’Agullaa. Este pequeño paraíso, situado a las afueras de Blanes, es uno de esos secretos que los amantes del mar suelen guardar para sí mismos. No es una playa de fácil acceso ni aparece en la mayoría de guías turísticas, pero precisamente por eso conserva un encanto salvaje y auténtico, ideal para quienes buscan una experiencia de buceo diferente y exclusiva.
Llegar a Cala S’Agüia ya es toda una aventura. Se puede acceder a pie, siguiendo un sendero que atraviesa pinos y matorrales mediterráneos, o bien en barco, lo que añade un punto de emoción y de aislamiento. Al llegar, lo primero que llama la atención es la tranquilidad: aquí no hay chiringuitos, ni sombrillas, ni el bullicio típico de otras calas de la Costa Brava. Solo el sonido de las olas, el canto de las gaviotas y el rumor del viento entre los árboles. La cala está enmarcada por altos acantilados y vegetación frondosa, lo que la protege del viento y del oleaje, creando un ambiente íntimo y recogido.
Pero lo verdaderamente especial de Cala S’Agulla está bajo la superficie. Sus aguas, limpias y transparentes, permiten una visibilidad excelente, especialmente en primavera y otoño, cuando la afluencia de visitantes es mínima y el mar está en calma. El fondo marino es rocoso, salpicado de guijarros y pequeñas grutas, lo que favorece la presencia de una gran variedad de vida marina. Es fácil ver bancos de peces, pulpos, sargos, castañuelas y, con un poco de suerte, alguna morena asomando entre las rocas. Los dos islotes que emergen frente a la cala crean un paisaje submarino espectacular, con juegos de luces y sombras que fascinan a los aficionados a la fotografía subacuática.
La topografía de la cala permite disfrutar tanto si eres un buceador experimentado como si apenas estás empezando. Las aguas poco profundas y protegidas son perfectas para el snorkel o para los primeros bautismos de buceo, mientras que los más avanzados pueden explorar las grietas y pequeñas cuevas en busca de especies más esquivas. Además, al no ser una zona masificada, puedes tomarte tu tiempo bajo el agua, sin prisas ni agobios, disfrutando de cada detalle y de la sensación de estar en un lugar casi virgen.
Uno de los mayores atractivos de Cala S’Agulla es precisamente esa sensación de exclusividad. Aquí, el tiempo parece detenerse. Puedes pasar horas explorando los fondos marinos, descansando sobre las rocas al sol o simplemente contemplando el paisaje. Es un lugar ideal para desconectar, recargar energías y reconectar con la naturaleza. Si te gusta la fotografía, tanto fuera como dentro del agua encontrarás motivos de sobra para llenar la tarjeta de tu cámara: desde los juegos de luz entre las rocas hasta los colores de los peces y las texturas del fondo marino.
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