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Aniversario

«Coses vistes», el libro con el que nació Josep Pla

Una gran exposición en la fundación del escritor permite conocer la historia de la primera obra literaria del autor ampurdanés

Prólogo manuscrito de Josep Pla para "Coses vistes" Fundació Josep Pla

Estamos en 1925. Es el año en el que Italia ve cómo el Partido Nacional Fascista pasa a ser el único en el país por obra y gracia de Mussolini. La dictadura de Primo de Rivera, de la mano del ministro José Calvo Sotelo le da el golpe de gracia a la Mancomunitat y la disuelve para siempre. En Granada se inaugura el tranvía que conecta muchos pueblos de la ciudad con Sierra Nevada mientras que en Estados Unidos Columbia Records realiza la primera grabación musical eléctrica comercial. En Alemania aparece «Mein Kampf» que Adolf Hitler ha escrito en la cárcel, momento en el que en otra parte del mundo, concretamente en Cuba, asume el poder el general Gerardo Machado tras ganar las elecciones.

Este es, a grandes rasgos, el ambiente que se vive en el mundo cuando llega en el mes de mayo de 1925 a las librerías catalanas, gracias a Edicions Diana, un libro que se convertirá en la carta de presentación literaria de su autor en la república de las letras. Es la aparición de «Coses vistes», el primer libro publicado de un joven ampurdanés que responde al nombre de Josep Pla. Es el nacimiento del gran escritor que marcará para siempre la literatura catalana de ese siglo XX.

Con motivo de la efeméride, la fundación que lleva el nombre del autor de «El quadern gris» en Palafrugell, ha organizado una importante exposición que nos permite conocer el tiempo y las circunstancias de «Coses vistes». Todo ello gracias a la exhibición de numerosa documentación original, en muchos casos poco conocida. Por otro lado, Destino acaba de lanzar una edición de esta obra bajo el cuidado de Maria-Arboç Terradas y que permite a los lectores acceder a un texto que ha resistido muy bien el paso del tiempo.

En el momento de publicar «Coses vistes», Josep Pla era conocido como periodista. En abril de 1920, por ejemplo, había asumido la corresponsalía en París del diario «La Publicidad», pasando un año más tarde a ser cronista en Madrid para este mismo medio. Pla en ese tiempo incluso es elegido diputado provincial en la Asamblea de la Mancomunitat en la lista de la Lliga Nacionalista del Baix Empordà, formación adherida a la Lliga de Cambó. Pla será testigo de la marcha sobre Roma de Mussolini y conocerá a Aly Herscovitz, una joven judía con la que mantendrá una relación sentimental. A todo ello se le suma la publicación de algunos trabajos: dos breves relatos titulados «Las alimañas» y «El gran amor de Tosca», así como una pequeña monografía dedicada al escultor Enric Casanovas. Las cosas cambiaron cuando un editor, abogado y promotor cultural, Ignasi Armengou, le propuso en enero de 1925 que le entregara un libro para publicarlo.

Pla toma el título de los volúmenes «Choses vues» de Victor Hugo y «Cose viste» de Ugo Ojetti, desechando una primera propuesta de Armengou que quería una novela sobre Berlín. En el prólogo de «Coses vistes», Pla ya empieza a vestirse como el personaje que será ya siempre, de manera que con su falsa modestia expone que «em decideixo a la fi a llançar un llibre. Els meus amics m’han vençut».

En esta obra, ya tenemos al agudo observador, al autor que convirtió en literatura la observación del paisaje y de las personas, siempre con un manejo exquisito del lenguaje, con un uso preciso y magistral del catalán. Si abrimos ese libro podemos pasear por Palamós, Calella de Palafrugell o entrar en el número 145 del boulevard Saint-Michel, en París. Tampoco faltan los retratos, casi un ensayo general de lo que después serían sus célebres «Homenots», como hace al escribir sobre Pompeu Fabra, Carles Riba, Josep Carner, Josep Maria de Sagarra o el mismo Josep Pla que no duda en autorretratarse.

La acogida de «Coses vistes» fue buena, empezando por el mismo editor. «No puedo menos que confesarle mi satisfacción al ver que el público avala la fe que, desde el primer momento, puse en su libro. La gente selecta y serena dice que hacía muchos años que en Cataluña no se había publicado un libro tan denso y tan vivo como este. El lector corriente se traga el libro de la primera palabra a la última, sin soltarlo», le expuso Ignasi Armengou en una misiva el 30 de mayo de 1925.

Al igual que hoy hacen las editoriales enviando libros a los diferentes medios para divulgar sus publicaciones, Josep Pla se dedicó a entregar ejemplares de «Coses vistes» entre sus amigos periodistas y escritores con la esperanza de que le dedicaran algún artículo. De esta manera, entre mayo y julio de 1926, Josep Carner, Tomàs Garcés, Joan Estelrich o Josep Maria de Sagarra publicaron en varios periódicos y revistas sobre aquella obra.

Pero, pese a todo esto, en la actualidad resulta imposible encontrar «Coses vistes» en alguno de los volúmenes de su obra completa editada por Destino. La decisión fue del mismo Pla que, pese a que sí permitió alguna edición –por ejemplo, en la Selecta en 1949–, prefirió que los textos de aquellas páginas de 1925 se acabaran diluyendo en otros trabajos.

En la interesantísima exposición en la Fundació Josep Pla, comisariada por el periodista y escritor Joan Safont, podemos encontrar los documentos que testimonian todo esto, entre ellos algunos manuscritos inéditos de nuestro protagonista. Hay joya como el índice original, la correspondencia de Armengou con Pla e, incluso, las siempre deseadas liquidaciones de las ventas.

Ya lo dijo el mismo Josep Pla sobre «Coses vistes»: «Si malgrat tot, doncs, em decideixo a llançar aquest llibre al carrer és perquè a Catalunya falten llibres i sobretot llibres dolents. La literatura catalana [...] ha arribat a un grau de sublimitat, en les obres dels escriptors d’avui més celebrats, que els autors poden prescindir amb facilitat i profit de l’odiós problema del fer-se entendre. El llegidor català s’ha aficionat a comprar llibres que no llegeix».