
Política
La Generalitat allana los presupuestos con las primeras cesiones
El Govern abraza las exigencias de los comunes y de ERC en vivienda y financiación singular

La Generalitat ha empezado a mover ficha para granjearse el apoyo de sus socios de investidura, ERC y los comunes, con la mirada puesta en la negociación de los próximos Presupuestos. Tanto republicanos como comunes han repetido en las últimas semanas que sin avances en vivienda y financiación singular, o recaudación y gestión de impuestos, no habrá cuentas, una presión que el año pasado ya tumbó las cuentas de Salvador Illa.
Este martes, el Govern y los comunes cerraron un pacto en materia de vivienda que prevé la creación de un cuerpo de 100 inspectores adscritos a la Agència Catalana de l’Habitatge, con el objetivo de garantizar el cumplimiento del régimen sancionador de la ley catalana de vivienda. La consellera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, cifró la inversión en 5,9 millones de euros y aseguró que el cuerpo estará en marcha antes de finales de año, con una primera mitad de efectivos desplegados en Barcelona.
La presión de los comunes
El acuerdo llega tras semanas de negociaciones con la formación de Jéssica Albiach, que ha situado la vivienda como su prioridad política. Los comunes ya habían condicionado su apoyo a los suplementos de crédito de 2024 y a otras iniciativas del Govern a avances en esta materia: desde la regulación de los alquileres de temporada hasta el régimen sancionador a grandes propietarios, con registro oficial de grandes tenedores incluido. El refuerzo del cuerpo de inspectores era la última exigencia sobre la mesa.
El portavoz David Cid advirtió, no obstante, de que «aún hay compromisos pendientes» en vivienda, como la puesta en marcha de una unidad antidesahucios o el registro de grandes tenedores. «No empezaremos ninguna negociación de presupuestos del 2026 hasta que tengamos el compromiso y los hechos que, especialmente en materia de vivienda, los temas que quedan pendientes avanzan», remarcó.
Esto, incluso, ha condicionado el discurso de Salvador Illa. Si bien cuando llegó al Govern se presentó como amigo del empresariado, del emprendimiento, del sector privado y de la patronal, en los últimos meses defiende con firmeza la intervención del merdado, al menos el de la vivienda, pues, según él «la ley de la oferta y la demanda y el libre mercado no resuelven los problemas de la vivienda». Sus políticas ya le valieron varios toques de atención tanto de Foment del Treball como del Círculo de Economía.
ERC aprieta con la financiación
En paralelo, la otra gran carpeta con la que tiene que lidiar Illa es la financiación singular. Exigencia de ERC rubricada en el pacto de investidura para darle el Govern al PSC, será imprescindible para que la Generalitat tenga presupuestos. El conseller de la Presidencia, Albert Dalmau, reiteró, en este contexto, el compromiso del Govern con ERC para impulsar un nuevo modelo de financiación y avanzar hacia la gestión propia del IRPF. En una entrevista en TV3, admitió que la Agència Tributària de Catalunya necesita refuerzo técnico, humano y legal, y justificó el retraso del calendario de recaudación: no será antes de 2028, pese a que inicialmente estaba previsto para 2026. En este sentido, el Parlament deberá votar antes del 13 de octubre el decreto del Govern para modificar el régimen jurídico de la Agència Tributària de Catalunya (ATC), que la dota de plena autonomía en materia de personal.
Por otro lado, ERC anunció el lunes que registará en el Congreso una proposición de ley para modificar la LOFCA y la ley de cesión de tributos, lo que permitiría a Cataluña y al resto de comunidades de régimen común asumir progresivamente la gestión, inspección y recaudación del IRPF. Los republicanos advierten que sin pasos claros en esta dirección no negociarán ni los Presupuestos del Estado ni los de la Generalitat.
El propio Oriol Junqueras reclamó al PSC que concrete su propuesta de «financiación singular» para Cataluña. Aunque reconoció que la relación con el PSOE ha dado frutos en cuestiones como la quita de deuda del FLA o el traspaso de Rodalies, se mostró escéptico con los socialistas y avisó de que, sin avances, no habrá cuentas autonómicas.
El escenario es claro: sin acuerdos tangibles en vivienda y financiación, ni ERC ni los comunes se sentarán a negociar las nuevas cuentas catalanas. El Govern, consciente de ello, empieza a ceder en estos terrenos estratégicos para no repetir el bloqueo del año pasado, cuando Illa vio cómo se frustraba la aprobación de sus primeros presupuestos. De este modo, igual que el año pasado, la Generalitat tendrá que ceder y contentar a sus socios cada vez que quiera sacar adelante cualquier votación.
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