
Independentismo
Esta es la razón por la que Sílvia Orriols afirma que obedecerá al Estado español
La líder de Aliança Catalana pide "no caer en simbolismos estériles"

Si se repasa la política catalana de los últimos dos años, hay un fenómeno que resulta imposible de obviar: el auge de Aliança Catalana. Definida por muchos como el “Vox catalán”, la formación liderada por Sílvia Orriols irrumpió con fuerza en el panorama político con un discurso que combina un independentismo sin concesiones con una férrea oposición a la inmigración y al islamismo.
En 2023, la alcaldía de Ripoll, a la que Orriols accedió gracias a la abstención de Junts, se convirtió en el altavoz perfecto para su estrategia. Un año más tarde, en las autonómicas de 2024, la líder identitaria volvió a sorprender: Aliança entraba en el Parlament con dos diputados y abría un debate sobre su futuro crecimiento. Encuestas recientes apuntan incluso a que la formación podría convertirse en la cuarta fuerza política de Cataluña, situándose prácticamente al nivel de ERC y Junts, con 19 diputados.
Orriols se presenta como la independentista más “auténtica”, frente a lo que considera la claudicación de ERC, Junts y la CUP ante el Estado español. En sus intervenciones, repite que Cataluña está en peligro de “desaparición” por culpa de la colonización española y de la inmigración masiva. Asegura que la islamización es una amenaza directa a los valores occidentales y que la inseguridad en las calles es consecuencia de una política migratoria permisiva.
Esta narrativa, para muchos cargada de xenofobia e islamofobia (incluso ella ha reinvindicado, literalmente, su islamofobia) le ha servido para ganarse un espacio propio en el tablero político. Sin embargo, hay un detalle que ha sorprendido incluso a sus propios simpatizantes: pese a su radicalismo, Orriols mantiene la bandera española ondeando en el Ayuntamiento de Ripoll.
"Es solo un trapo"
La explicación la jhella misma en una entrevista reciente. Orriols aseguró que no retirará la bandera de España porque sería entregarle al Estado una excusa perfecta para inhabilitarla.
“Si la descuelgo y no la mantengo, corro el riesgo de inhabilitación. Es muy fácil para el Estado español deshacerse del independentismo si puede hacerlo solo porque descuelgas un trapo. A mí no me inhabilitarán por colgar o descolgar un trapo ni por poner una pancarta en la que ponga democracia. La lucha de Cataluña y el objetivo final de toda esta causa son lo suficientemente importantes como para no perdernos por el camino con simbolismos estériles”, afirmó.
En otras palabras: Orriols está dispuesta a obedecer siempre al Estado español en aquello que considera irrelevante, con tal de evitar sanciones que puedan descabezar su movimiento político.
Eso no significa que haya renunciado a la independencia. Al contrario, insiste en que una proclamación unilateral se hará realidad, pero únicamente si Aliança Catalana llega a la Generalitat y se ha preparado previamente el terreno político y social. Hasta entonces, prefiere reservar fuerzas y no arriesgarse a quedar fuera del tablero.
Con esta estrategia, Sílvia Orriols se presenta como una líder pragmática dentro de su radicalidad. Para sus detractores, se trata de puro oportunismo. Para sus simpatizantes, de inteligencia política.
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