Enfermedades autoinmunes
Un estudio demuestra que la interacción entre la microbiota y el sistema inmune juega un papel clave en el desarrollo de la diabetes tipo 1
La investigación en modelos animales pone de manifiesto que aquellos con más riesgo de tener la enfermedad tienen bacterias intestinales diferentes respecto a los más resistentes a la misma y que modificaciones en esos microorganismos provocan cambios en la respuesta inmunitaria
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune, es decir que es el propio sistema inmune el que ataca al organismo del individuo, en este caso concreto, a las células del páncreas, que son las que producen la insulina que controla el nivel de glucosa en sangre. Al respecto, existe evidencia acerca de la relación entre la enfermedad y una alteración en la composición de la microbiota de los pacientes o, lo que es lo mismo, en los microorganismos del intestino, sin embargo se desconocía de qué manera interactúa esa microbiota con el sistema inmune.
En este contexto, investigadores del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR), la Universidad de Lleida y el Institut de Recerca Biomédica de Lleida han desarrollado un estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Natura Communications, para conocer cómo está implicada la microbiota en la diabetes tipo 1 y por qué se activa el sistema inmunitario en esta enfermedad. Para ello, estudiaron dos modelos animales con un riesgo genéticamente diferente de sufrir esta patología. En uno de ellos, había una riesgo aumentado de desarrollar diabetes tipo 1, mientras que en el otro, los modelos eran más resistentes. "Vimos que había diferencias entre ambas microbiotas", señala la doctora Chaysavanh Manichanch, jefa del grupo de Investigación en Microbioma del VHIR, quien al respecto explica que "en los diabéticos, hay más presencia de unas bacterias concretas, como son las cianobacterias o las clostridis, mientras que en los modelos más resistentes son más frecuentes las bifidobacterias".
Además, en el marco de esta investigación, se comprobó que "cuando juntábamos ambos tipos de modelos animales en una misma jaula durante semanas o meses, había cambios en la composición de la microbiota y en el sistema inmunitario". "En aquellos que hacen más diabetes y tienen una mayor inflamación, cuando se juntan con los más resistentes, hay un cambio de la microbiota, baja la inflamación y desciende la incidencia de la diabetes tipo 1 a la mitad", comenta la investigadora. Y la explicación a este intercambio de bacterias sería que estos animales practican la coprofagia, es decir la ingesta de heces y, de esta manera, se pasan microorganismos del intestino y, con una diferente composición de la microbiota, el mensaje que ésta pasa al sistema sistema inmune cambia, lo que se traduce en una reducción de la inflamación.
Mecanismo de interacción
Así pues, tras observar que existe una modulación mutua entre la microbiota y el sistema inmunitario, quedaba por resolver la cuestión acerca de cómo se relacionan esos microorganismos del intestino y el sistema inmunitario, a través de qué mecanismo. Con este objetivo, los investigadores estudiaron la permeabilidad del intestino. "La pared intestinal es una barrera que no deja pasar las bacterias del intestino al sistema inmune", señala Manichanch, sin embargo, como apunta la investigadora, "si esta pared está dañada, hay más permeabilidad y ello permite que más bacterias crucen esta barrera y, por lo tanto, la interacción entre las mismas y las células del sistema inmunitario crece, es mayor, lo que provoca que el sistema inmune se active más".
En este sentido, en el marco del estudio, los investigadores observaron que "en los animales con un mayor riesgo de diabetes hay más daño en la pared intestinal y, en consecuencia, una mayor permeabilidad", aunque cuando éstos conviven con modelos más resistentes "la permeabilidad baja", de manera que hay una menor interacción entre las bacterias intestinales y el sistema inmune, que, por lo tanto, se activa menos y eso reduce el riesgo de diabetes tipo 1.
Terapias personalizadas
Ante tales evidencias, el siguiente paso es "validar que la microbiota puede estar implicada en el desarrollo de la enfermedad mediante la administración de las bacterias intestinales de animales resistentes a aquellos con riesgo genético de tener diabetes tipo 1 para comprobar si así disminuye la incidencia de la enfermedad en este último grupo y, de ser así, se podría testar en humanos". "Tenemos identificadas las bacterias intestinales que son más frecuentes en los modelos resistentes, así que se trataría de hacer una secuenciación del ADN de las bacterias presentes en una muestra de heces del individuo para a continuación comparar con la bases de datos y identificar qué bacterias hay en esa microbiota", explica Manichanch, y en función de los resultados "se le podría administrar como probiótico en pastilla o en la comida aquellas bacterias que podrían mejorar su resistencia".
De esta manera, gracias a esta investigación, se abren las puertas a nuevas terapias personalizadas para la diabetes tipo 1 e, incluso para otras enfermedades autoinmunes, basadas en la microbiota.
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