Libros

Una fiesta para reivindicar el poder del libro de bolsillo

La Antigua Fábrica Damn acogió la tercera edición de Booket Fest

María Martínez, Inma Rubiales y Máximo Huerta, ayer
María Martínez, Inma Rubiales y Máximo Huerta, ayerBooket

Lectores y autores se dieron cita ayer en Barcelona en la que ya es tercera edición de Booket Fest, pistoletazo de salida de ese momento en el que los libros se convierten en compañeros de viaje en las vacaciones veraniegas. Es precisamente en esas fechas cuando los libros de bolsillo son aquellos que encontramos en nuestras maletas cuando nos trasladamos a nuestro lugar de descanso. En esta edición del Booket Fest contó como invitados especiales con tres autores que han visto una parte de su obra editada en este formato: Inma Rubiales, Máximo Huerta y María Martínez. Los tres hablaron ayer con este diario y comentaron sus impresiones sobre los libros de bolsillo que cada vez cuenta con más adeptos, especialmente entre los más jóvenes.

«Siempre he estado en contra del bolsillo. Pero ahora lo veo como otra etapa divertida, cómoda y fácil, aquella que nos da un acceso inmediato en tren o en avión. Al principio sentía recelo, pero empecé a ver lo bonito que es el bolsillo hasta ser una etapa agradable y feliz», apuntó Máximo Huerta. Por su parte, Inma Rubiales explicó que «tengo muchos libros en bolsillo. Voy como loca a ellos porque son libros que vuelven a estar visibles. Son como compañeros de experiencias que acaban sucios en la playa, en el avión. Suponen un objeto de recuerdo que ha acabado arrugado y lleno de arena, en mi caso de la playa de Cádiz». María Martínez también compartió estas impresiones para agregar que el libro de bolsillo tiene la virtud de ser más accesibles por su precio a todos los lectores. «Son esos títulos que te recuerdan que ya no son novedades, pero yo me voy de cabeza a ellos cuando estoy en la librería del aeropuerto. Compro muchos de ellos a mis hijas».

Para muchos lectores el bolsillo ha sido la manera de iniciarse en las lecturas, además de perderle el miedo a esos duros clásicos en tapa dura. «Recuerdo que leí toda Agatha Christie de esta manera, una autora a la que nunca he recordado de otra manera que no sea en bolsillo. Conservo los libros de mi madre, aquellos que comprábamos en el kiosco de mi pueblo donde en aquel momento no había librerías. De esta forma, por ejemplo, nacían vocaciones, como ocurría con los títulos de la colección Austral. Para mi Miguel Delibes o “Moby Dick” eran bolsillo», rememoró Huerta quien, como es sabido, además de escritor es también librero en Buñol con la Librería de Doña Leo. Ese conocimiento es el que le hizo también reivindicar que los libros «puedan ser más baratos. El bolsillo puede ayudar mucho en esto porque es muy ecléctico y en él cabe todo, no hay distinción de géneros, desde Juan Tallón a Truman Capote». Y el escritor tiene razón.