Polémica
La Generalitat de Illa cede un edificio público institucional para presentar el "Jo no soc espanyol" con la participación de Quim Torra
Una institución pública catalana acoge un acto de propaganda independentista con el expresidente inhabilitado como estrella invitada
Barcelona vuelve a ser escenario de una polémica independentista con dinero público. Este lunes, el emblemático Palau Robert, un edificio gestionado por la Generalitat de Cataluña, será por la tarde el marco de un acto titulado “Jo no sóc espanyol, 25 anys després” ("Yo no soy español, 25 años después"), en el que Víctor Alexandre, autor del polémico libro que da nombre al evento, mantendrá un diálogo público con Quim Torra, expresidente de la Generalitat e inhabilitado por desobediencia.
La cita no tendría mayor trascendencia si no fuera porque se celebrará en un espacio oficial de la Generalitat, bajo el mandato del PSC de Salvador Illa, quien gobierna con la promesa de pasar página del “procés” y devolver la neutralidad institucional. Sin embargo, la realidad es tozuda: el separatismo sigue utilizando espacios públicos para propagar su ideología, con el aval, el silencio o la complicidad de las autoridades actuales. Aunque Illa no es independentista, de hecho forma parte del sector más españolista del PSC (fue la cara visible de las históricas manifestaciones de Societat Civil Catalana en 2017), sigue con su estrategia de contentar a todo el mundo.
Lejos de ser un simple acto cultural, el evento conmemora el 25 aniversario de una obra que niega explícitamente la identidad española en Cataluña y que, en su momento, se convirtió en símbolo del auge del nacionalismo más excluyente. La presencia de Torra, quien calificó a los españoles de "bestias con forma humana", convierte la cita en una oda a la ruptura y el desprecio a la unidad nacional, financiada desde dentro del propio sistema.
Cataluña, colonizada por el relato independentista
Lo de hoy no es un hecho aislado. Desde hace más de una década, los espacios públicos en Cataluña han sido ocupados por un relato político hegemónico: el independentista. Tanto en la cultura como en la educación, los medios de comunicación públicos o los circuitos institucionales, la idea de una Cataluña separada de España ha impregnado todos los rincones.
El adoctrinamiento en las aulas, la normalización del secesionismo en TV3, la omisión sistemática del español en campañas y materiales oficiales, o la subvención de entidades que promueven la "desconexión" son solo algunos ejemplos. Todo ello ha creado una estructura paralela sostenida con dinero público, donde cualquier expresión de catalanismo no independentista o de españolismo es invisibilizada o ridiculizada.
Sin embargo, cabe decir, esta colonización institucional no tiene su resonancia en la población civil pues, según cualquier encuesta que se haga, cada vez son menos los catalanes que apoyan la independencia, y cada vez son más, sobre todo entre los jóvenes, los que se sienten tanto catalanes como españoles.