Investigación médica
Iniciar el tratamiento en los seis meses posteriores al primer síntoma de esclerosis múltiple, reduce la discapacidad
Un estudio pone por primer vez de manifiesto que recibir medicación en el primer medio año de la enfermedad mejor el pronóstico de los pacientes a medio y largo plazo
La esclerosis múltiple, enfermedad en la que el sistema inmunitario de los pacientes ataca a la mielina, que es una sustancia que aísla y protege los nervios, es una patología crónica y frecuente, siendo la primera causa de discapacidad en el adulto joven. Sus síntomas más frecuentes se asocian a problemas de movilidad y equilibrio, pero ésta también se puede manifestar con fatiga, hormigueo en las extremidades, dificultades en la visión, alteraciones neurológicas...
A día de hoy existen ya fármacos con capacidad para modificar la historia natural de la enfermedad, lo que ha hecho que en la actualidad el pronóstico de los pacientes sea muy diferente al de hace dos décadas. Así mismo, se conoce que un diagnóstico y tratamiento precoz influyen de forma positiva en la evolución de la Esclerosis Múltiple.
En este contexto, investigadores del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y del Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat) han desarrollado un estudio, cuyos resultados se han publicado en la revista Neurology, que demuestra que "no solamente el tratamiento ha de ser precoz para poder mejorar el pronóstico y por precoz se podría entender los primeros cinco años o dos años de la enfermedad, sino que empezar dentro de los primeros seis meses después del primer síntoma de la enfermedad marca una diferencia importante a medio y largo plazo", señala el doctor Xavier Montalban, jefe del Servicio de Neurología del Hospital Vall d'Hebron, jefe del grupo de investigación en Neuroinmunología Clínica del VHIR y director del Cemcat. Es decir que "empezar el tratamiento durante los primeros seis meses desde el primer síntoma de la esclerosis múltiple o empezarlo a partir del primer año y medio, influye de manera significativa en el pronóstico, que puede ser muy diferente a medio y largo plazo".
Resultados determinantes
En concreto, tras el seguimiento durante una media de 11 años de 580 personas de entre 16 y 50 años que habían tenido un primer episodio de síntomas relacionados con la esclerosis múltiple y habían sido atendidos en el Cemcat entre 1994 y 2021, de los cuales 194 habían iniciado el tratamiento en los primeros seis meses después del primer episodio, 192 lo empezaron entre seis y 16 meses tras el primer síntoma y 194 pacientes más de 16 meses después, se observó que quienes habían recibido tratamiento en los primeros seis meses tenían la mitad de riesgo de tener discapacidad avanzada respecto a los que lo recibieron más de 16 meses después. Además, tal y como indica el doctor Montalban, el estudio puso de manifiesto que "el 60% de los pacientes con tratamiento durante los primeros seis meses tenían menos riesgo de evolucionar hacia esclerosis múltiple secundaria progresiva, que es una forma en la que la enfermedad progresa ya de forma constante, y solo un 7% de los pacientes que recibieron medicación durante el primer medio año hicieron progresión, mientras que entre quienes lo hicieron a partir del año y medio el porcentaje fue de un 23%". "La diferencia es más que notable", señala
Estos resultados indican, pues, que "es necesario luchar contra un concepto que se conoce como inercia terapéutica y que quiere decir que tú sabes que ese paciente tiene la enfermedad y deberías tratarla pero, por un motivo u otro, vas retrasando ese tratamiento. "Es decir que, ante la sospecha de la enfermedad, hemos de intentar diagnosticarla cuanto antes mejor y cuando eso pase, hemos de intentar empezar el tratamiento cuanto antes mejor. No nos podemos distraer", concluye Montalban quien al respecto recuerda que los "criterios diagnósticos se basan en los síntomas, pero también en el uso de la resonancia magnética y a día de hoy, en pacientes que tengan síntomas sugestivos de la enfermedad, estamos en condiciones de realizar una resonancia magnética, que nos permite diagnosticar al 50% de entrada".
En definitiva, tal y como subraya el investigador, "si tenemos el conocimiento necesario y suficiente como para sospechar que esos síntomas se deben a una enfermedad tipo esclerosis múltiple e indicamos la práctica de una resonancia magnética, vemos las características de la imagen que nos hacen pensar en la enfermedad y podemos diagnosticar. De hecho, si todo funcionase bien, podríamos diagnosticar en las primeras 24 o 48 horas después del primer síntoma".
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