Arranca la temporada de baño en el litoral del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), una temporada que, como en años anteriores, viene marcada por la regresión estructural de la arena de las playas. Este fenómeno ha provocado, incluso, la desaparición de algunas playas de Montgat y una situación de vulnerabilidad en otras tantas.

Y es que en los últimos cuatro años, las playas del Barcelonés norte y del bajo Maresme han perdido unos 30.100 metros cuadrados de superficie, lo que representa un 13% del total, y en cuanto al volumen, esa pérdida ha sido de 83.000 metros cúbicos, es decir que ha disminuido un 15% el volumen de playa emergida.

La buena noticia en relación a la nueva temporada que acaba de arrancar es la reapertura de la playa de Sant Adrià del Besòs, que ha permanecido cerrada los últimos cuatro años por tareas de descontaminación. Ésta se suma a los 30 kilómetros de playas que AMB pone a disposición de los usuarios este verano, en los que se ha incorporado mobiliario y equipamientos para mejorar la accesibilidad y fomentar la práctica deportiva en estos espacios.

Así pues, con el fin de favorecer la inclusión, AMB ha invertido en nuevos elementos que hacen de las playas espacios más accesibles. En este sentido, como novedad esta temporada, se ha instalado una docena de nuevas líneas de boyas de ayuda al baño en las playas del delta del Llobregat y Barcelona, se ha mejorado los accesos, con pasarelas amplias y señalizadas, y se ha incorporado dos nuevas pérgolas para accesos adaptados con ayuda al baño en Barcelona, de 50 metros cuadrados cada una.

Además, desde AMB se ha querido promover el papel de las playas como espacios de deporte y salud y, en este sentido, se ha ubicado en las playas de Montgat, Gavà, Viladecans y Sant Adrià del Besòs instalaciones deportivas de calistenia y se ha habilitado 10 campos de voleibol, cuatro de ellas en las playas de Sant Adrià del Besòs y otros seis en Castelldefels.

En cuanto a la promoción de la salud en estos espacios, esta temporada se ha llevado a cabo un incremento exponencial de los tratamientos preventivos y un refuerzo de las desinfecciones. Tal y como establece la nueva normativa, se llevan a cabo analíticas de puntos terminales y se desinfectan anualmente la red de agua de las duchas y todos los rociadores de duchas y lavapiés, que en total suman unos 800 elementos, así como en los lavabos y módulos de salvamento.