
Política
El segundo año de Illa al frente de Cataluña inicia como el primero: atado a ERC y los Comunes
El PSC vuelve a depender de las exigencias de ERC y Comuns para sacar adelante los presupuestos mientras se acumulan los reproches por los supuestos incumplimientos de los acuerdos de investidura

Un año después de su investidura, Salvador Illa sigue atrapado en la misma dinámica que marcó el inicio de su mandato: presionado por sus socios de investidura, ERC y los comunes, que ahora cuestionan abiertamente su compromiso con los acuerdos que permitieron al PSC alcanzar la Generalitat. El segundo año de legislatura arranca, pues, como terminó el primero: de momento sin presupuestos nuevos, con la amenaza de una nueva prórroga, y en medio de un clima de reproches, exigencias y tensiones políticas constantes.
Durante su primer ejercicio al frente del Govern, Illa ha gobernado sin una mayoría parlamentaria sólida. Dependiente de ERC y los Comuns, sus dos socios coyunturales, el PSC logró su investidura a cambio de una hoja de ruta marcada por concesiones sensibles tanto en el plano territorial como en el social. A los republicanos se les concedieron cesiones de calado simbólico y competencial: el traspaso de Rodalies y, sobre todo, el compromiso de diseñar un modelo de financiación singular para Cataluña, que ha sido uno de los puntos más controvertidos del actual mandato. Por su parte, los Comuns arrancaron compromisos en materia impositiva y de vivienda: desde la eliminación de exenciones fiscales al macroproyecto del Hard Rock hasta medidas regulatorias como la futura regulación del alquiler de temporada o la creación de un régimen sancionador para grandes propietarios, con la figura de inspectores de vivienda incluida.
Aun así, la relación nunca ha sido fácil. A principios de 2025, tanto ERC como los Comuns decidieron no apoyar los presupuestos del Govern, al considerar que el cumplimiento de los acuerdos de investidura era insuficiente. Esa decisión forzó una prórroga presupuestaria y obligó al Ejecutivo a recurrir a tres suplementos de crédito. Cada suplemento se convirtió en una nueva negociación cargada de tensión y exigencias.
Marcando el ritmo
El arranque del segundo año de legislatura no ha cambiado el guion. Mientras el Govern insiste en la necesidad de tener presupuestos para consolidar el crecimiento económico de Cataluña, sus socios siguen presionando.
Desde ERC, la portavoz en el Parlament, Ester Capella, advirtió a Illa que no puede «vivir subordinado al Gobierno ni al PSOE» y le reclamó que anteponga «los intereses de Cataluña ante otros intereses». Un mensaje que resume el malestar creciente del partido republicano, que ha convertido la financiación singular en su principal bandera negociadora. ERC ya utilizó esta carta para bloquear los presupuestos de 2025, y todo apunta a que volverá a hacerlo si no hay avances tangibles.
Por su parte, los Comuns han elevado el tono y endurecido sus exigencias. Su portavoz, David Cid, ha condicionado el apoyo a las cuentas de 2026 al cumplimiento estricto de los acuerdos de investidura y de los pactos alcanzados para aprobar los suplementos de crédito. «Hace falta convocar, antes de iniciar esta negociación para los presupuestos de 2026, a la comisión de seguimiento de los acuerdos y ver si realmente se están cumpliendo», advirtió Cid ayer.
Desde la formación integrada en Sumar acusan al Govern de «incumplimientos importantes» en vivienda, su principal baza política. En concreto, Cid denuncia que aún no se ha ampliado el cuerpo de inspectores ecargado de vigilar el cumplimiento de la ley de contención de rentas ni se ha creado el registro de grandes tenedores. Tampoco se ha avanzado, dice, en el control del alquiler de temporada, medida prioritaria. El portavoz confía en que la regulación se apruebe en octubre, y advierte que el Govern no puede aspirar a unos nuevos presupuestos si no garantiza antes el derecho a la vivienda. «No puede ser que quieran aprobar los presupuestos de 2026 sin cumplir con la que es la máxima prioridad del país».
El PSC se defiende
Desde el Govern, sin embargo, defienden que se están cumpliendo los acuerdos. El conseller de Presidència, Albert Dalmau, califica la relación con ERC y los Comuns de «exigente, pero positiva» y subraya la necesidad e importancia de unas nuevas cuentas para consolidar el crecimiento económico de Cataluña.
Sin embargo, la falta de una mayoría estable mantiene al Ejecutivo en una posición de debilidad: cada decisión relevante depende de negociaciones frágiles con ERC y los comunes, que siguen fuera del Govern pero marcan su rumbo. Así, Illa inicia su segundo año como el primero.
✕
Accede a tu cuenta para comentar