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En busca del secreto de las lunas de Marte

Estamos a las puertas de un siglo de exploración marciana y, en los próximos años veremos una verdadera explosión de misiones

Imagen comparando los tamaños e las dos irregulares lunas de Marte: Fobos y Deimos.
Imagen comparando los tamaños e las dos irregulares lunas de Marte: Fobos y Deimos.NASACreative Commons

Hubo un tiempo en que ni siquiera soñábamos con abandonar nuestra diminuta canica azul. Tuvimos que aprender que aquellos minúsculos puntos de luz del firmamento no eran agujeros en la negra bóveda celeste a través de los cuales escapaba una suerte de fuero divino. Algunos eran, en realidad, otros mundos como el nuestro. Descubrimos que fosforo y héspero, el lucero del alba y el vespertino eran, en realidad, un único planeta: Venus. Los telescopios nos abrieron la mente y la exploración espacial nos llevó más allá del único hogar que hemos conocido. Todo ha cambiado mucho desde que miramos por primera el cielo nocturno y, sin ir más lejos, en los cuatro meses que el 2021 nos ha dado, han llegado nada menos que tres ingenios diferentes al planeta rojo.

Hope, un orbitador diseñado por la Agencia Espacial de Emiratos Árabes Unidos que recoge datos de Marte desde varias decenas de miles de kilómetros de altitud. Tianwen-1, formado por otro orbitador, un vehículo (rover) y un aterrizador que permanecerá fijo en la superficie, todo ello producto del Centro nacional de ciencia espacial chino. La última misión en llegar ha sido la Mars 2020, de la NASA, formada por el insigne rover PerseveranceeIngenuity, el primer drone que hemos volado en otro planeta. La pregunta ahora es: ¿cuál será el próximo paso?

De 2022 a 2024

Si bien hay motivos para estar emocionados, hemos de comprender que la confluencia de misiones que hemos experimentado durante los últimos meses es una anomalía incluso para la velocidad con la que la exploración espacial avanza en nuestros tiempos. Que tantas misiones coincidan en el tiempo se ha debido a dos factores principales: un retraso debido al principio de la pandemia y el aprovechamiento de una ventana de tiempo en que Marte y la Tierra están especialmente cerca, facilitando el viaje. No obstante, tenemos al menos otras tres misiones programadas para los próximos tres años.

En 2022 se espera lanzar el Rosalind Franklin, bautizado en honor de una de las pioneras en el descubrimiento de la estructura de nuestro material genético (el ADN) Esta estará compuesta por dos dispositivos independientes. Por un lado, habrá un aterrizador que permanecerá fijo en la superficie y que habrá sido diseñado por Roscosmos, el equivalente ruso de la NASA. Por otro, Rosalind Franklin contará con un vehículo capaz de desplazarse por la superficie marciana, un rover diseñado por la Agencia Espacial Europea. La finalidad de este dúo es la búsqueda de pruebas de vida en Marte, ya sea presente o pasada.

Tera-hertz Explorer (TEREX para abreviar) será el siguiente y, si no se retrasa, partirá hacia marte en 2024. Al igual que la Rosalind Franklin, la misión TEREX también se debe a una colaboración. En este caso los artífices son el Instituto Nacional de Información y Telecomunicaciones Tecnológico de Japón y el Laboratorio de Sistemas Espaciales Inteligentes de la Universidad de Tokyo. Su cometido será el de estudiar, desde la superficie marciana, la proporción atmosférica de algunos isótopos del oxígeno, variedades de este elemento que nos ayudarán a entender las reacciones químicas que allí suceden, en especial las que reabastecen a la atmósfera de dióxido de carbono.

En ese mismo año, la Organización de Investigación Espacial de la India, llevará a cabo su primera misión a Marte. Todavía sabemos muy poco sobre esta aventura, pero al ya confirmado rover, podrían sumarse un aterrizador y un orbitador, como ha sido el caso de Tianwen-1. Ahora bien, es muy probable que la misión más esperada de los próximos años sea aquella que lanzaremos en 2025.

Las lunas de Marte serán japonesas

Nuestro vecino rojo no es idéntico a nosotros. Su núcleo parece muerto, no tiene una magnetosfera que le proteja de las tormentas magnéticas y la radiación, su atmósfera es delgada y tremendamente poco densa, apenas alcanza un tercio de nuestra gravedad y su diámetro excede por poco a la mitad del nuestro. Sin embargo, hay otra diferencia que hemos explorado menos a pesar de lo evidente que resulta. Mientras que nosotros tenemos una luna bastante esférica, Marte cuenta con dos satélites bastante irregulares en su forma. Nuestra luna tiene 1.737 kilómetros de radio, Fobos, la luna mayor de Marte, apenas alcanza los 14 y algunas partes de su superficie están a solo 9 kilómetros del centro del satélite. Deimos, su satélite hermano, tiene un radio medio de 6 míseros kilómetros.

Estos guijarros espaciales son extraños, lo suficiente como para que aun no sepamos cual es fue su origen. Algunas hipótesis apuntan a que pudieron ser asteroides capturados por la gravedad marciana. Otras sugieren que pudieron surgir de la unión de muchos de la superficie marciana que saltaron al espacio tras un gran impacto. De hecho, esta última explicación es la que más se asemejaría a la formación de nuestra luna. Son muchas las investigaciones que han buscado respuesta, ya sea con mediciones hechas desde la Tierra o tomadas en el espacio, pero siempre a una distancia prudencial. Esto es lo que podría cambiar en 2025 de la mano de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).

Su nombre es MMX (Explorador de las Lunas Marcianas) y orbitará en torno a Marte para posteriormente acercarse a Fobos, lo cual no será especialmente fácil debido a su pequeño tamaño y muy irregular forma, lo cual hace que su gravedad varíe notablemente a lo largo de lo que sería una órbita normal, de las que estamos acostumbrados a ver representadas en los gráficos. En cualquier caso, no solo se acercará, sino que aterrizará un par de veces para tomar muestras de la superficie de Fobos. Una vez con estas muestras en su poder, volverá a elevarse para sobrevolar Deimos y, solo entonces, nos enviará las cápsulas con muestras de Fobos. Con un poco de suerte, los datos y muestras recogidos por esta misión supondrán un antes y un después para nuestro conocimiento de Marte y, lo que, es más, de los sistemas de satélites y planetas y su formación.

Y todo esto es solo a 4 años vista. Cada vez es más indiscutible que estamos viviendo el nacimiento de una era espacial, un tiempo en que el espacio no nos resultará mucho más ajeno que las profundidades de nuestro mundo.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • A pesar de que estas son buena parte de las misiones confirmadas, existen muchas que están en fase de desarrollo y cuyos detalles todavía son una incógnita. Del mismo modo, los avances que se hagan en las misiones actuales condicionarán los pormenores de las que todavía están por llegar.
  • Es más, el éxito del helicóptero Ingenuity que ha volado esta semana en Marte ya ha despertado la curiosidad de algunos equipos que proponen enviar más aeronaves, esta vez de mayor tamaño y con un pequeño laboratorio incorporado. Ingenuity necesitaba ser extremadamente ligero y pequeño, pero en una misión donde la aeronave tenga un papel más protagonista podrían permitirse diseños más ostentosos. Una propuesta de la Universidad Tecnológica de Luleå ha propuesto incluso un diseño de dron con cuatro rotores y dieciséis palas. ¿Podremos ver un dron volando sobre Fobos? Es poco probable, pero solo el tiempo lo dirá.

REFERENCIAS (MLA):