Microbiología
4.246 nuevos microorganismos encontrados en 60 ciudades de todo el mundo
Un equipo de investigadores ha creado el atlas metagenómico más grande hecho sobre microbiomas urbanos, detectando más de 12.000 especies diferentes de microorganismos
“Si me dieras tu zapato, podría decirte con un 90% de precisión la ciudad del mundo de dónde vienes”. Eso dice el investigador Christopher Mason, autor de un estudio titánico que ha encontrado la huella microbiológica de las principales ciudades del mundo. Hablamos de 60 ciudades de las cuales, en total se han tomado del orden de 4.728 muestras a lo largo de 3 años. Lo cierto es que estas combinaciones inimitables de microorganismos ya se utilizaban para, por ejemplo, rastrear por qué ciudades y manos había pasado un cuadro, y así detectar posibles plagios. No obstante, la utilidad que proponen estos investigadores es muy diferente.
A pesar de lo efectista de su declaración, lo que Christopher Mason propone no es simplemente utilizar estos análisis como identificadores de cada ciudad, sino hacer un verdadero estudio ecológico en entornos poco estudiados. La ecología urbana es una disciplina científica que no suele llegar a los documentales de sobremesa, pero que, en realidad, está mucho más vinculada a nuestro día a día que el estudio de la sabana africana. Y claro, para estudiar la biodiversidad no llega con centrarse en las especies macroscópicas que corretean por las calles o se arrastran por los sumideros, hace falta sacar el microscopio y clasificar lo diminuto, aquello que se escapa al ojo. De hecho, es de esta diversidad inesperada de donde puede que salgan algunos de los fármacos más importantes del próximo siglo.
Está en el aire
El estudio en cuestión cuenta con el honor de ser el mayor estudio global de metagenómica hecho sobre microbiomas urbanos. Con tanta adjetivación puede devaluarse el récord, pero son todo puntualizaciones más que relevantes, de hecho, hablamos de la impresionante cantidad de 4.728 muestras recogidas principalmente en hospitales y transporte público. Cuando se añade que es un estudio metagenómico estamos diciendo, realmente, que las muestras de ADN y ARN han sido directamente tomadas del entorno, del suelo, del aire, del agua… Es un estudio ambiental, precisamente lo que precisa una investigación como esta, que pretende catalogar el microbioma de las ciudades.
El resultado ha sido igual de espectacular, porque entre esas 4.728 muestras, los expertos han clasificado unos 4.246 microorganismos nuevos. Una media de prácticamente una nueva especie por muestra. Por otro lado, 31 de esas especies parecen especialmente ubicuas y se han encontrado en el 97% de las muestras tomadas para el estudio. Si seguimos enumerando, tan solo para dar una idea de conjunto, diremos que el estudio ha detectado, en total, 10.928 virus, 1302 bacterias, 2 arqueobacterias diferentes todos entre sí y unas 838.532 secuencias CRISPR nunca detectadas (instrucciones de una especie de sistema inmunitario de las bacterias).
Esta variedad nos habla de un campo de estudio tremendamente prometedor. Lo más probable es que ahí afuera siga habiendo cientos de miles de especies todavía no descubiertas, cada una con sus peculiaridades, su idiosincrasia y su historia evolutiva. Todo ello las habrá moldeado para hacerlas excepcionales en algún sentido, y puede que esa excepcionalidad acabe jugando a nuestro favor. Porque claro que esto apoya la idea de que cada ciudad tendrá un eco molecular (como el propio Mason ha dicho) diferente a las demás, pero es lo que podemos hacer con ello lo más entusiasmante.
Un vergel de fármacos
Se dice mucho aquello de que la naturaleza es la mejor farmacia. Desde luego que no es cierto, al menos en cuanto a lo que seguridad se refiere. Cierto es que muchos de nuestros fármacos vienen de la naturaleza, pero se suelen encontrar en concentraciones impredecibles y mezclados con sustancias no tan amables. No obstante, la expresión sí que es cierta en un sentido: la naturaleza nos proporciona muchos de los principios activos que utilizamos en farmacología. Y la clave aquí está en entender que la naturaleza no son solo la pluviselva de Borneo o los bosques de kelp del Pacífico Norte, la naturaleza también ha vestido nuestras ciudades, adaptándose a ellas y Berlín, Sydney o Bogotá son lugares igual de interesantes para buscar nuevos fármacos.
Algunos vienen de plantas, cierto es, y es complejo encontrarlas entre el asfalto, pero muchos otros provienen de microorganismos que los emplean para defenderse de su entorno. De hecho, el atlas metagenómico creado por el equipo del doctor Mason proporciona también un registro extremadamente interesante de las resistencias a antibióticos que están desarrollando diferentes cepas de microorganismos a lo largo y ancho del mundo.
Lo más probable es que este nuevo atlas vaya ampliándose, aumentando el número de ciudades y de muestras. Este tipo de estudios pueden trascender a sus propios resultados, estimulando la creación de nuevas líneas de investigación en viejos grupos, reforzando el campo y centrando más esfuerzos en la categorización del microbioma urbano. No es algo nuevo, pero poco habíamos visto a esta escala.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Más allá de una especulación aventurada (que también) la propuesta de aprovechar estos estudios para desarrollar nuevos fármacos se basa en el hecho de que este atlas ya ha encontrado nuevas moléculas con propiedades antibióticas. Habrá que valorar su interés e incluso entonces no habrá nada seguro en cuanto a su uso clínico, pero deja claro que es una fuente interesante de nuevas alternativas antibióticas.
REFERENCIAS (MLA):
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