Ecología

El cambio climático subirá el precio de la cena de Navidad

Muchas especies de mariscos están entre los animales más castigados por el cambio climático

Cena de Navidad en familia
Cena de Navidad de stockPEXELS (Nicole Michalou)

Puede que nuestras cenas de Noche Buena sean relativamente sobrias y que no convirtamos nuestra mesa en un mosaico de mariscos. No obstante… ¿Quién no se agasaja con unos langostinos, aunque sean congelados? Pues dejando a un lado la subida del nivel del mar, las penurias de los osos polares y la sartén en que se está convirtiendo el Mediterráneo cada verano, el cambio climático suma un perjuicio más a nuestra experiencia de usuario como terrícolas: el precio del marisco va a seguir subiendo.

Un nuevo estudio de la universidad de la Universidad Estatal de Oregón y la Universidad Politécnica de Puebla han identificado al cambio climático como el tercer gran enemigo de la biodiversidad. Su investigación, que ha sido publicada en la revista científica BioScience, apunta a que los invertebrados marinos se encuentran entre los animales más diezmados por el cambio climático. Hasta ahora, la crítica pérdida de especies (y de diversidad genética entre los individuos de una especie), se atribuía mayormente a las llamadas “amenazas gemelas”: la sobreexplotación de los recursos y la alteración de los hábitats. Sin embargo, en este nuevo estudio el cambio climático parece seguir de cerca a esta pareja y amenaza con, dentro de unas décadas, convertir el par en una tríada.

Una reacción en cadena

“Estamos al comienzo de una crisis existencial para los animales salvajes de la Tierra”, dijo William Ripple, de la Universidad Estatal de Oregón, quien lideró el estudio. “Los efectos en cascada de más y más eventos de mortalidad masiva probablemente afectarán los ciclos del carbono y de los nutrientes”, dijo Ripple. “Esos efectos también probablemente impactarán las interacciones entre especies como la depredación, competencia, polinización y parasitismo, que son vitales para el funcionamiento de los ecosistemas”.

Y es que, aunque los invertebrados marinos más afectados pertenecen a clases que no solemos consumir como mariscos, pero la pérdida de sus poblaciones hará zozobrar la compleja red trófica de los océanos. Para ser precisos, según la investigación al menos una cuarta parte de las especies en seis clases diferentes de invertebrados están amenazadas por el cambio climático: estas clases incluyen arácnidos (arañas, escorpiones…) y quilópodos (ciempiés), así como antozoos (anémonas, corales…) e hidrozoos (hidromedusas). De hecho, que no estén entre las cinco clases más afectadas no significa que otras especies no corran un claro riesgo. En las costas de Israel, las poblaciones de moluscos (filo al que pertenecen los mejillones o los pulpos, por ejemplo) han descendido un 90% durante los últimos años.

Cuatro grandes mecanismos

Los mecanismos por los que actúa el cambio climático sobre la biodiversidad no son sencillos, pero podemos reducirlos a cuatro principales. Estas oleadas de mortalidad masiva están causadas, principalmente, por eventos extremos como olas de calor, incendios forestales, sequías e inundaciones. En total, el estudio analizó 70 814 especies repartidas en 35 clases distintas, y puso de manifiesto que más de 3 500 de ellas ya sufren amenazas directas por el calentamiento global.

Entre los ejemplos más dramáticos de mortalidad masiva, el estudio la muerte de miles de millones de invertebrados intermareales durante la ola de calor del noroeste del Pacífico en 2021, y el colapso del 29 % de los corales de la Gran Barrera tras la ola de calor marina de 2016; además, entre 2015 y 2016, cerca de 4 millones de mérgulos comunes perecieron de inanición en la costa oeste de Norteamérica, el bacalao del Pacífico sufrió una caída del 71 % en su población y, según estimaciones, cerca de 7 000 ballenas jorobadas murieron en el Pacífico Norte, todo ello reforzando la urgencia de ampliar las evaluaciones climáticas a las especies aún no valoradas.

Pero esta investigación, aunque cargada de malas noticias, no es solo una crónica mohína. En palabras de Ripple: “Comprender el riesgo es crucial para tomar decisiones políticas informadas. Necesitamos una base de datos global sobre eventos de mortalidad masiva debido al cambio climático para especies animales en todos los ecosistemas, y una aceleración en la evaluación de especies actualmente ignoradas. […] Necesitamos la integración de la planificación política sobre biodiversidad y cambio climático a escala global”. Porque, incluso si nuestras gambas navideñas son de piscifactoría, el mercado es una cosa compleja, y los precios de la acuicultura no se quedarán quietos mientras los de la pesca asciende.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Por supuesto, los verdaderos peligros de esta crisis de la biodiversidad son mucho más preocupantes que nuestro menú de Noche Buena, pero es interesante analizar cómo, aunque no lo parezca, las consecuencias del cambio climático son mucho más variadas de lo que imaginamos. Ocurren a todas las escalas y nos tocan de cerca.

REFERENCIAS (MLA):

  • Ripple, William J., et al. “Climate Change Threats to Earth’s Wild Animals.” BioScience, vol. 75, no. 5, 20 May 2025, doi:10.1093/biosci/biaf059.