Neurociencias

El cerebro de las madres se reconfigura durante el embarazo

De acuerdo con un estudio, la “culpa” será de las hormonas.

Cerebro
Los cambios, según el estudio, podrían también ser a largo plazo.Pixabay

Más allá de lo obvio, desde hace tiempo sabemos que el embarazo produce cambios en la madre. Están los de la piel, otros a nivel celular y hasta en la masa y la estructura del cerebro de la madre, pero desconocíamos que el cerebro se reconfigura también durante esta etapa.

Un equipo de científicos del Instituto Francis Crick, liderados por Jonny Kohl, ha demostrado que las hormonas del embarazo "reconectan" el cerebro para preparar a los ratones para la maternidad.

Los hallazgos, publicados en Science, muestran que tanto el estrógeno como la progesterona actúan sobre una pequeña población de neuronas en el cerebro para activar el comportamiento de las madres incluso antes de que llegue la descendencia. Estas adaptaciones dan como resultado respuestas más fuertes y selectivas hacia sus crías.

Y en el caso de los ratones, este hallazgo resulta interesante: si bien las hembras vírgenes de los roedores no muestran mucha interacción con crías recién nacidas, las madres pasan la mayor parte del tiempo cuidando a las suyas. Se pensaba que las hormonas liberadas durante el parto eran las más cruciales para el inicio del comportamiento materno. Pero el equipo de Kohl descubrió que no es tan sencillo.

Estudios previos habían demostraron que tanto las hembras que habían dado a luz por cesárea, como las hembras vírgenes, una vez expuestas a las hormonas del embarazo, eran capaces de mostrar un comportamiento maternal, lo que sugería que los cambios hormonales que se producen durante el embarazo podían ser más importantes.

En el estudio del equipo de Kohl, se confirmó que las hembras de ratones efectivamente mostraban un mayor comportamiento maternal durante la última etapa del embarazo, y que la exposición a las crías no era necesaria para este cambio de comportamiento. Más aún: descubrieron que una población de células nerviosas (neuronas que expresan galanina) en un área del cerebro en el hipotálamo, asociada con la crianza de los hijos, se vio afectada por el estrógeno y la progesterona.

Los registros cerebrales mostraron que el estrógeno reducía simultáneamente la actividad basal de estas neuronas y las hacía más excitables, mientras que la progesterona reconfiguraba sus entradas, reclutando más sinapsis, el sitio donde se produce la comunicación entre neuronas.

Hacer que estas neuronas fueran insensibles a las hormonas eliminó por completo la aparición del comportamiento maternal durante el embarazo. Las hembras no mostraron un comportamiento maternal incluso después de dar a luz, lo que sugiere que hay un período crítico durante el embarazo en el que estas hormonas entran en vigor.

Si bien algunos de estos cambios duraron al menos un mes después del parto, otros parecen ser permanentes, lo que sugiere que el embarazo puede llevar a un recableado a largo plazo del cerebro femenino.

"Sabemos que el cuerpo femenino cambia durante el embarazo para prepararse para la crianza de las crías – concluye Kohl -. Un ejemplo es la producción de leche, que comienza mucho antes del parto. Nuestra investigación muestra que estos preparativos también tienen lugar en el cerebro. Creemos que estos cambios, a menudo denominados 'cerebro del bebé', provocan un cambio en la prioridad. Lo fascinante es que este cambio no ocurre al nacer: el cerebro se prepara mucho antes para este gran cambio en la vida”.

Los autores creen que el cerebro también puede reconfigurarse de manera similar durante el embarazo en humanos, ya que se espera que los mismos cambios hormonales afecten a las mismas áreas del cerebro. Esto podría influir en el comportamiento de las madres junto con las señales ambientales y sociales.

"Hemos demostrado que existe una ventana de plasticidad en el cerebro para prepararse para futuros desafíos de comportamiento – concluyen los autores -. Estas neuronas reciben una gran cantidad de información de otras partes del cerebro, por lo que ahora esperamos comprender de dónde proviene esta nueva información”.