
Neurociencias
Descubren una nueva neurona implicada en la memoria
El hallazgo permitiría crear nuevas terapias para luchar contra el Alzheimer y la epilepsia.

Tenemos o creemos tener claro que lo emocional siempre prima sobre lo material. Pese a ello, también hay que admitir que hay objetos que tenemos por un motivo emocional: fotos, libros, regalos. Estos se graban en nuestra memoria, moldeando quiénes somos y ayudándonos a desenvolvernos en entornos y en la vida diaria con facilidad. Pero, ¿cómo se forman estos recuerdos? ¿Y si pudiéramos evitar que se desvanezcan bajo una enfermedad devastadora como la enfermedad de Alzheimer?
Un equipo de científicos de la Universidad de British Columbia acaba de descubrir una pieza crucial del rompecabezas. En un estudio publicado en Nature Communications, los autores explican el descubrimiento de un nuevo tipo de célula cerebral que desempeña un papel central en nuestra capacidad de recordar y reconocer objetos.
Estas neuronas altamente especializadas, llamadas "células ovoides", se activan cada vez que encontramos algo nuevo, lo que desencadena un proceso que almacena esos objetos en la memoria y nos permite reconocerlos meses, potencialmente incluso años, después.
“La memoria de reconocimiento de objetos es fundamental para nuestra identidad y para nuestra interacción con el mundo – explica Mark Cembrowski, autor principal del estudio en un comunicado -. Saber si un objeto es familiar o nuevo puede determinar todo, desde la supervivencia hasta el funcionamiento diario, y tiene enormes implicaciones para las enfermedades y los trastornos relacionados con la memoria”.
Las células ovoides, llamadas así por la distintiva forma de huevo de su cuerpo celular, están presentes en cantidades relativamente pequeñas en el hipocampo de los humanos, los ratones y otros animales. El equipo de Cembrowski descubrió las propiedades únicas de las células mientras analizaba una muestra de cerebro de ratón, cuando notó un pequeño grupo de neuronas con una expresión genética muy distintiva.
“Estaban escondidas allí mismo, a simple vista – señala Adrienne Kinman, coautora del estudio -. Y con un análisis más profundo, vimos que son bastante distintas de otras neuronas a nivel celular y funcional, y en términos de su circuito neuronal”.
Para entender el papel que desempeñan las células ovoides, Kinman manipuló las células en ratones para que brillaran cuando estuvieran activas dentro del cerebro. Luego, el equipo analizó la conducta de las células mientras los ratones interactuaban con su entorno.
Las células ovoides se iluminaban cuando los ratones encontraban un objeto desconocido, pero a medida que se acostumbraban a él, las células dejaban de responder. En otras palabras, las células habían hecho su trabajo: los ratones ahora recordaban los objetos.
“Lo que es notable es la vivacidad con la que reaccionan estas células cuando se exponen a algo nuevo. Es raro presenciar un vínculo tan claro entre la actividad celular y el comportamiento – añade Kinman -. Y en los ratones, las células pueden recordar un solo encuentro con un objeto durante meses, lo que es un nivel extraordinario de memoria sostenida para estos animales”.
El equipo de Cembrowski está investigando ahora el papel que desempeñan las células ovoides en una serie de trastornos cerebrales. La hipótesis del equipo es que cuando las células se desregulan, ya sea demasiado activas o no lo suficientemente activas, podrían estar provocando los síntomas de enfermedades como la enfermedad de Alzheimer y la epilepsia.
“La memoria de reconocimiento es una de las características de la enfermedad de Alzheimer: olvidamos qué son las llaves o la foto de una persona a la que amamos. ¿Qué pasaría si pudiéramos manipular estas células para prevenir o revertir eso? – concluye Kinman -. Y con la epilepsia, estamos viendo que las células ovoides son hiperexcitables y podrían estar desempeñando un papel en el inicio y la propagación de las convulsiones, lo que las convierte en un objetivo prometedor para nuevos tratamientos. Esto abre la puerta a la idea de que puede haber otros tipos de neuronas aún no descubiertas dentro del cerebro, cada una con funciones especializadas en el aprendizaje, la memoria y la cognición. Eso crea un mundo de posibilidades que transformaría por completo la forma en que abordamos y tratamos la salud y las enfermedades cerebrales”.
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