
Espacio
Descubren el origen de unas misteriosas ondas de radio que creíamos imposibles
Un nuevo estudio propone que el origen de los tránsitos de radio de largo periodo podrían ser sistemas de dos estrellas enanas orbitando una alrededor de la otra

Si fuera por nosotros, la mayoría de lo que conforma la realidad sería imposible. O, mejor dicho, en algún momento de nuestra historia, lo habríamos dado por tal. Nos han hecho falta muchos milenios para empezar a comprender los conceptos científicos más básicos que nos rodean, aquellos que podemos experimentar en nuestro día a día. Y, aunque empezamos a intuir las mecánicas del cosmos, nos queda mucho para conocerlo como la escala humana en la que nacemos, vivimos y morimos. Por eso tantos avances arrojan luz sobre lo que, según la física que conocemos ahora mismo, sería imposible, y ese ha sido el caso de las ondas de radio con un periodo más largo jamás registradas. Este tipo de ondas no encajaban con lo que puede explicarnos la física que conocemos. Y, sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Curtin
O, al menos, así lo cuentan los mismos investigadores. En palabras de la profesora asociada Natasha Hurley-Walker “No hay una física conocida que pueda generar pulsos como estos a un ritmo tan bajo”. Ella junto con Csanád Horváth, por aquel entonces estudiante de pregrado en el nodo Curtin del Centro Internacional de Investigación en Radioastronomía (ICRAR), acaban de publicar en The Astrophysical Journal Letters, una investigación según la cual podríamos haber encontrado el origen de estos misteriosos pulsos de radio a ritmo bajo. Los resultados son emocionantes porque, si están en lo cierto, tras estos extraños eventos podría encontrarse el tipo de estrella más común de nuestra galaxia. ¿Cómo es eso posible?
Radio sin infraestructura
En primer lugar, cabe aclarar que las ondas de radio no son exclusivas de los sistemas de radio, son tan naturales como la luz. De hecho, ambas son ondas electromagnéticas, solo que, con frecuencias diferentes, siendo la luz visible más energética que las ondas de radio que nosotros empleamos para comunicarnos y que nos alcanzan desde el cosmos más lejano. De hecho, tan naturales y omnipresentes son que buena parte de nuestros telescopios son radiotelescopios, y observan el universo a través de este tipo de radiación electromagnética en lugar de mediante la luz que captarían nuestros ojos. Así que no, una vez más y para sorpresa de nadie, no hay motivo para asociar estas ondas de radio con una civilización extraterrestre.
Ahora bien… ¿Qué significa eso de que sean de periodo bajo? O, como se llaman en inglés, “Long-period radio transients”. Imaginemos que, de vez en cuando, nos llega un fogonazo de luz de un faro. Podríamos medir el tiempo que nos ilumina cada vez y cada cuánto nos llega un destello. Eso es, más o menos, lo que destaca en este evento astronómico, solo que en lugar de iluminarnos con luz lo hace con ondas de radio. Si mantenemos la analogía del faro, en este caso nos ilumina durante 30 o 60 segundos cada 3 horas, y esa es la clave. Ese periodo de 3 horas es inusualmente largo. De hecho, es el más largo registrado para unos pulsos de radio como estos, pero, a diferencia de sus predecesores, esta vez los científicos han podido localizarlo.
La galaxia vaciada
Hasta ahora, los pulsos similares habían procedido de zonas de nuestra galaxia mucho más concurridas, llenas de estrellas que interferían con la señal que desconcertaba a los científicos. Hurley-Walker explica: "Los transitorios de larga duración son muy emocionantes, y para que los astrónomos entiendan qué son, necesitamos una imagen óptica. Sin embargo, cuando miras hacia ellos, hay tantas estrellas en el camino que es como en 2001: Una odisea del espacio. '¡Dios mío, está lleno de estrellas!'".
En esta ocasión, el tránsito que ya conocemos como GLEAM-X J0704-37 provenía de una zona bastante despoblada de nuestra galaxia y, por lo tanto, con pocas fuentes de radio que eclipsaran a la que nos interesa. Concretamente, se ubica en el cuadrante de la constelación Puppis, a unos 5000 años luz de distancia de nosotros. A lo cual, la doctora Hurley-Walker vuelve a añadir que "nuestro nuevo descubrimiento está muy lejos del plano galáctico, por lo que solo hay un puñado de estrellas cercanas, y ahora estamos seguros de que un sistema estelar, en particular, está generando las ondas de radio". En concreto, tras analizar las características de la radiación electromagnética que nos llegaba de ese lugar del cosmos, los expertos pudieron concretar que se trataba de una enana M, como el 70% de las estrellas de nuestra galaxia (algo menos de 3 de cada cuatro). Sin embargo, estas estrellas no son lo suficientemente energética para explicar los pulsos.
“Las enanas M son estrellas de baja masa que tienen solo una fracción de la masa y luminosidad del Sol […] ninguna de ellas es visible a simple vista.” Así pues, necesitaban una hipótesis algo más compleja para explicar los pulsos. "Nuestros datos sugieren que está en un sistema binario con otro objeto, que probablemente sea una enana blanca, el núcleo estelar de una estrella moribunda. Juntas, generan la emisión de radio". La enana blanca funcionaría como un faro que, cada 3 horas, iluminaría a la enana M. Esta última, a su vez, reaccionaría con el pulso de periodo lento que observaron los investigadores.
Puede que, efectivamente, estemos ante un nuevo descubrimiento astrofísico, y eso es emocionante, pero debemos ser cautos y esperar a que, con suerte, otros tránsitos similares nos alcancen desde lugares igualmente despoblados, y eso puede llevar su tiempo.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Es pronto para estar seguro de si realmente son estos sistemas binarios los que se encuentran tras los Long-period radio transients, pero es una hipótesis en firme que podría encajar con lo que los astrofísicos llevan tiempo detectando.
REFERENCIAS (MLA):
- Hurley-Walker, Natasha, et al. “A 2.9-Hour Periodic Radio Transient with an Optical Counterpart.” The Astrophysical Journal Letters, November 2024.
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