Neurociencia

Descubren que las ratas también se imaginan en lugares remotos

Esta realidad virtual ha demostrado que ellas también tienen imaginación

Dos ratas cobijadas en una casita de madera, tal vez, imaginando que están en otro lugar
Dos ratas cobijadas en una casita de madera, tal vez, imaginando que están en otro lugar Tanner JohnsonPexels

Un nuevo estudio del Campus de Investigación Janelia del HHMI ha logrado probar que las ratas pueden imaginar. Habrá a quien le parezca una obviedad, pero estos resultados son fundamentales para entender las inteligencias no humanas. Históricamente hemos considerado que los animales eran poco más que máquinas. Una concepción que, para ser justos, algunos han mantenido viva hasta nuestros días. Queremos encontrar qué nos hace especiales a los humanos sobre el resto de los animales. Y, en ese afán, algunos enuncian frases demasiado atrevidas. Una de las más frecuentes afirma que los humanos somos los únicos animales capaces de pensar en el futuro, porque no estamos anclados al presente, sino que podemos imaginar situaciones nuevas. Ahora sabemos que eso es falso.

Somos tan buenos imaginando que simulamos situaciones dentro de nuestra cabeza para anticiparnos y aprender de ellas. Podemos montar las piezas de un puzle en la mente, bosquejar una conversación incómoda o incluso organizar nuestras tareas diarias antes de que todo eso ocurra. El caso es que, como ya han demostrado otros estudios, los animales también pueden manipular objetos mentalmente. Entonces… ¿qué hay de nuevo en estos resultados? La gran diferencia es que, gracias a esta investigación, podemos estar bastante seguros de lo que está ocurriendo en el cerebro de las ratas cuando “imaginan” y, efectivamente, parece ser equivalente a lo que hace el nuestro.

Realidad virtual y un electrodo en el cerebro

El problema es que entrar en la mente de un animal no es fácil. No podemos sentarle en un diván y dispararle una batería de preguntas. Por eso, el mayor logro en las investigaciones sobre cognición animal no suele ser los resultados, sino el diseño del propio estudio. ¿Cómo estudiarías si una rata tiene imaginación? Tal vez nos ayude acotar qué significa “imaginación” para los neurocientíficos. La imaginación es mucho más que diseñar la trama y subtramas de una novela o, tal vez, mucho menos. Porque hay habilidades más básicas que también se relacionan con la imaginación. Por ejemplo, recordar la distribución de una sala en la que hemos estado es cuestión de memoria, pero representar en nuestra cabeza cómo nos moveríamos en ella para alcanzar un objeto, por ejemplo, sería una cuestión más relacionada con la imaginación.

Eso es lo que querían demostrar los científicos, que las ratas podían imaginar cómo navegaban por lugares donde ya habían estado y, aunque parezca mentira, la forma más sencilla ha sido utilizando realidad virtual y un interfaz cerebro-máquina. Los científicos colocaron una rata en el centro de una cinta de correr esférica de tal modo que podían caminar en cualquier dirección sin moverse del centro de la “sala”. La cinta de correr estaba rodeada por una pared cilíndrica sobre la que los investigadores proyectaban un espacio virtual, con sus muros y sus obstáculos. A medida que la rata se movía en la cinta, la proyección de la pared cambiaba, informándole así a la rata de cuánto se había movido y en qué dirección lo había hecho. Mientras tanto, el animal tenía que completar una prueba que implicaba desplazarse por la “sala” y un dispositivo implantado en su cerebro recogía la actividad eléctrica de su hipocampo, una estructura relacionada con la memoria a corto plazo y la percepción del espacio.

De este modo, los científicos pudieron construir una especie de diccionario que relacionaba diferentes patrones de actividad en el hipocampo con el lugar en el que estaba la rata en cada momento. El siguiente paso era ver si la rata, fija en el medio de la “sala”, era capaz de imaginar cómo se desplazaba por ella o cómo movía un objeto. El interfaz cerebro-máquina recogió la actividad del hipocampo y la tradujo, proyectando en la pantalla cilíndrica lo que, en teoría, estaba imaginando la rata. Estaba imaginándose a sí misma y, aunque no fue tan sencillo como cuando podía moverse físicamente, logró alcanzar el objetivo proyectado en la pantalla.

Por supuesto, no podemos estar seguros de lo que experimenta realmente la rata y de si esas sensaciones son equivalentes a las que nosotros tenemos cuando imaginamos. En cualquier caso, la función de este proceso parece el mismo que tiene nuestra imaginación. Así que, después de todo, los humanos no somos los únicos animales capaces de pensar en detalle sobre lugares y objetos que no están presentes, y eso ya es una gran cura de humildad.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Lógicamente, este estudio se ha hecho con más de una rata, aunque el número no es tan elevado como les habría gustado a los investigadores, ya que el proceso es costoso en tiempo y en recursos.

REFERENCIAS (MLA):

  • Volitional activation of remote place representations with a hippocampal brain-machine interface. Science. 10.1126/science.adh5206