
Astronomía
Ni Marte ni Europa: el descubrimiento en esta luna de Saturno que confirma la gran sospecha sobre la vida extraterrestre
El hallazgo de complejas moléculas orgánicas, con nitrógeno y oxígeno, en los chorros de vapor que expulsa Encélado dispara las especulaciones sobre la existencia de vida en esta luna helada de Saturno,

La idea de aterrizar en Encélado, una de las lunas heladas que orbitan Saturno, ha dejado de pertenecer al terreno de la ciencia ficción para convertirse en una posibilidad real que barajan las agencias espaciales. La comunidad científica internacional tiene ahora la mirada puesta en este pequeño mundo como uno de los candidatos más firmes para albergar vida fuera de la Tierra, lo que justificaría el desarrollo de una misión de enorme complejidad para analizar su superficie de primera mano.
Y es que las últimas revelaciones sobre su composición interna han disparado el interés. Los datos apuntan a que Encélado reúne los tres ingredientes fundamentales para la vida tal y como la conocemos: agua en estado líquido, una fuente de energía interna y, como se ha confirmado recientemente, una rica variedad de moléculas orgánicas. Esto lo convierte en un entorno potencialmente habitable y en un laboratorio natural de un valor incalculable para la astrobiología. Estudiar estas condiciones es crucial para entender no solo las posibilidades en otros mundos, sino también para desentrañar cómo surgió todo en nuestro planeta, donde se cree que un gigantesco asteroide pudo ser el causante de la vida en la Tierra.
Toda esta expectación se debe al análisis de los datos que, años después del fin de su misión, sigue proporcionando el legado de la sonda Cassini. Esta nave de la NASA, que estudió el sistema de Saturno entre 2005 y 2015, se adentró en varias ocasiones en los penachos de vapor que la luna expulsa al espacio, un hallazgo que sugiere una química prebiótica muy activa en sus profundidades, tal y como han publicado en Futurism.
Un océano bajo el hielo con los ingredientes de la vida
En concreto, estos géiseres emanan de unas grietas situadas en el polo sur de la luna, expulsando partículas heladas directamente desde el vasto océano que se oculta bajo su corteza de hielo. Para los científicos, estos chorros de materia funcionan como una ventana directa al océano interior, lo que ha permitido estudiar su composición química sin necesidad de perforar los kilómetros de hielo que lo protegen. La presencia de agua líquida en cuerpos celestes es un factor clave en la búsqueda de vida, y los descubrimientos no se limitan a las lunas, pues se ha confirmado que incluso un asteroide relativamente joven contiene agua en su composición.
Gracias a estos análisis, los investigadores han podido identificar por primera vez la presencia de compuestos orgánicos con nitrógeno y oxígeno, moléculas mucho más complejas que las detectadas con anterioridad. La existencia de estos componentes es un indicio muy potente de que en las cálidas profundidades de Encélado podrían estar dándose los procesos químicos necesarios para la aparición de organismos vivos. Este escenario se vuelve aún más plausible a la luz de recientes descubrimientos sobre cómo podrían haberse formado los componentes básicos de la vida, ya que algunos científicos creen haber hallado la clave química para el origen del ARN.
Con todo, los científicos se muestran cautos. La presencia de estos elementos no es una prueba concluyente de que exista vida, pero sí un argumento de peso para volver. Agencias como la Agencia Espacial Europea ya estudian proyectos para enviar una sonda en el futuro. Una misión que podría, finalmente, arrojar algo de luz sobre la gran pregunta sobre la vida extraterrestre y nuestro lugar en el cosmos.
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