Redes sociales
Permisos de WhatsApp: esta es la diferencia en el cerebro a los 13 y a los 16
A partir del 11 de abril, la edad mínima de uso de la aplicación cambiará. Estos son los motivos científicos por los cuales no es una buena idea.
Abril será sin duda un mes de cambios para Meta, en particular para WhatsApp, que deberá adaptarse a la nueva Ley de Servicios Digitales y la Ley de Mercados Digitales. Una de las consecuencias será que reducirá la edad mínima para acceder a ella: de 16 a 13 años. Y esto, que parece aleatorio, puede tener consecuencias importantes, principalmente debido a la edad de maduración del cerebro en la adolescencia.
La evidencia científica señala que el cerebro de adultos y adolescentes funciona de manera diferente. Los adultos piensan con la corteza prefrontal, la parte racional del cerebro. Esta es la parte del cerebro que responde a situaciones con buen juicio y conciencia de las consecuencias a largo plazo. Los adolescentes, en cambio, procesan información con la amígdala. Esta es la parte emocional. Allí se procesan las reacciones instintivas, incluido el miedo y el comportamiento agresivo. Esta región se desarrolla temprano. Sin embargo, la corteza frontal, el área del cerebro que controla el razonamiento y nos ayuda a pensar antes de actuar, se desarrolla más tarde.
Obviamente, no se puede generalizar: cada persona evoluciona de manera diferente y en distintas edades, pero el promedio indica ciertas características que resultan fundamentales a la hora de decidir si es adecuado reducir la edad de uso de una aplicación en redes sociales.
Hay que tener en cuenta que, según la etapa de desarrollo cerebral, los adolescentes tienen más probabilidades de actuar por impulso, malinterpretar las señales sociales y las emociones, sufrir accidentes de todo tipo, involucrarse en peleas y participar en comportamientos peligrosos o riesgosos. Todo esto debido a que la amígdala es la que “gobierna” sobre el cerebro.
Al mismo tiempo, debido a esto, los adolescentes tienen menos probabilidades de pensar antes de actuar, hacer una pausa para considerar las posibles consecuencias de sus acciones o modificar sus conductas peligrosas o inapropiadas. Pero y esta es la pregunta clave, ¿cuán diferente es esta conducta a los 13 y a los 16? La clave está en la corteza prefrontal. Esta región del cerebro, que en la adolescencia aún no ha comenzado a pilotar nuestra conducta, se expande más de dos veces entre los 13 y los 16 años.
Esto indica que, la diferencia del cerebro entre estas edades es que a los 16, los adolescentes tienen casi el doble de capacidad para juzgar las consecuencias de sus actos y no actuar por impulsos que a los 13. De este modo, reducir la edad, aunque concuerde con la ley, no es una medida acertada desde el aspecto neurofisiológico. Y las consecuencias de ello es que el cerebro de los más jóvenes no está preparado (o está menos aún que a los 16) para una responsabilidad como las redes sociales.
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