Neurociencia

¿Por qué se te olvida a qué has ido a la cocina?

A veces el cerebro nos juega malas pasadas, como por ejemplo, cuando nos dirigimos a una estancia y, al llegar allí, no tenemos ni idea de por qué hemos ido ¿Por qué ocurre esto?

Persona confundida
¿Por qué se te olvida a qué has ido a la cocina?Robin HigginsPixabay

Con aproximadamente 1 kilo y medio de peso, y el consumo energético de una bombilla pequeña, el cerebro es una maravilla de la naturaleza. Este órgano, que se encuentra protegido por el cráneo en un lugar privilegiado del cuerpo, nos permite desde coordinar nuestros movimientos, hasta pensar, estudiar y tener sentimientos. Pero no se trata de un sistema perfecto.Los sistemas químicos y eléctricos que controlan todas estas acciones pueden fallar, y muchas veces el cerebro rellena huecos que faltan, “inventándose” lo que vemos o recordamos. Esto da lugar a situaciones con las que nos encontramos cada día, como que se nos olvide una palabra en medio de una frase, o que acudamos a la cocina y no recordemos por qué.

Despiezando un cerebro

Dentro de la cabeza encontramos el encéfalo, un puzle formado por 80.000 millones de neuronas, y otros cientos de miles de millones de células de apoyo, denominadas células de la glía. Pero como estudiar una máquina con tantas variables es imposible con la tecnología que tenemos hoy en día, solemos dividir este órgano en porciones. Los tres grupos principales son el cerebro, el cerebelo y el tallo cerebral. El cerebro es el más grande, y es el que se puede separar en dos hemisferios: izquierdo y derecho, así como en diferentes regiones o áreas.

Cuando nos llega un estímulo a partir de un sentido, se activan ciertas neuronas, que se irán comunicando con otras mientras se procesa la información. Una vez se haya decidido una acción, un proceso que puede tardar desde milisegundos hasta horas, se enviará la señal a la zona deseada y vuelta a empezar. Decenas o cientos de estas acciones pueden ocurrir a la vez, pero no somos conscientes de muchas de ellas, especialmente de las que ocurren en nuestros órganos internos, y que son necesarias para vivir, como el latido del corazón, los movimientos intestinales, o la acción de respirar.

La memoria

Ahora bien, la memoria es otro sistema extraordinariamente complejo. Existen tratados completos que hablan sobre ella, pero lamentablemente, las palabras de este artículo están limitadas, por lo que únicamente trataremos la memoria a corto plazo y, concretamente, la pérdida de la misma. La memoria a corto plazo permite incorporar la experiencia reciente a la posterior toma de decisiones. En este proceso intervienen tanto el córtex prefrontal, es decir, de la zona delantera del cerebro, como el hipocampo, un órgano que se encuentra en el interior y que obtiene su nombre por su parecido a un caballito de mar.

En el hipocampo, las neuronas codifican las señales de la tarea a realizar, los procesos que serán necesarios para llevarlos a cabo y los resultados que se obtendrán. Sin embargo, aún no está claro qué información se transmite y cuándo, ni el tipo de neuronas involucradas. Ahora bien, un estudio publicado este año ha empleado el modelo animal rata para comprender cómo ocurren estas interacciones y, sobre todo, por qué a veces falla esta memoria.

¿Qué he venido a hacer aquí?

Según el estudio, una mala sincronización del hipocampo y del córtex prefrontal podría ser la causa de que nos quedemos en blanco en los momentos más insospechados. Mediante una serie de experimentos, este equipo de investigación ha proporcionado nuevas pruebas acerca de la creación de memoria. Con sus resultados, han mostrado que se encuentra distribuida en el espacio anatómico y es más dinámica a lo largo del tiempo de lo que se pensaba anteriormente basándose en los modelos neuropsicológicos. Por tanto, sus hallazgos han identificado procesos críticos que determinan el éxito o el fracaso en la creación de recuerdos, y podrían emplearse en futuras terapias para los pacientes con pérdida de memoria.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que olvidar no es malo, si no parte del aprendizaje. A lo largo de nuestra vida creamos innumerables recuerdos, pero muchos de ellos los olvidamos, y es completamente normal y sano. En el mundo en el que vivimos, en constante cambio, olvidar algunos recuerdos puede ser beneficioso, ya que permite un comportamiento más flexible y a una mejor toma de decisiones ante situaciones ligeramente distintas. Si los recuerdos se adquirieron en circunstancias que no son del todo relevantes para el entorno actual, olvidarlos puede ser un cambio positivo que mejore nuestro bienestar y nos ayude a la hora de actuar. Por tanto, no hay que preocuparse por olvidar un recuerdo concreto, así, podremos disfrutar situaciones de nuevo, como si fuese la primera vez.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • La hipertimesia es un trastorno neurológico por el que los pacientes recuerdan un enorme número de vivencias personales de forma muy vívida. Todavía se conoce relativamente poco de este trastorno y existen apenas una decena de casos confirmados. Sin embargo, no tienen una memoria perfecta, sus recuerdos también están plagados de errores, como los de todo el mundo.

Referencias (MLA):

  • Domanski, Aleksander P.F., et al. “Distinct hippocampal-prefrontal neural assemblies coordinate memory encoding, maintenance, and recall.” Current Biology, vol. 33, no. 7, 2023, https://doi.org/10.1016/j.cub.2023.02.029.
  • Ryan, Tomás J., and Paul W. Frankland. “Forgetting as a form of adaptive engram cell plasticity.” Nature Reviews Neuroscience, vol. 23, no. 3, 2022, pp. 173–186, https://doi.org/10.1038/s41583-021-00548-3.