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Plantas

¿Por qué se ponen amarillas o marrones las hojas de las plantas? Este experto explica el motivo

Las hojas comienzan a amarillear o ponerse marrones en las puntas, es una señal clara de que algo no marcha bien

Por qué se secan las puntas de las hojas de las plantas y cómo evitarlo La Razón

Observar cómo las hojas de una planta se tornan amarillas o adquieren manchas marrones puede causar alarma entre quienes cuidan el hogar verde. Sin embargo, este cambio no siempre significa que la planta está condenada. Álvaro Pedrera, experto en plantas, arroja luz sobre las causas más comunes de ese fenómeno y advierte sobre errores frecuentes que lo empeoran.

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“El 90 % de las plantas que mueren lo hacen por riego excesivo”, según Pedrera

Pedrera afirma que cuando las hojas comienzan a amarillear o ponerse marrones en las puntas, es una señal clara de que algo no marcha bien. “Si riegas una vez por semana ‘porque sí’, estás cometiendo uno de los errores más frecuentes”, explica. En muchos casos, el exceso de agua hace que las raíces se pudran, reduciendo la capacidad de la planta para absorber nutrientes y provocando señales de clorosis.

Advierte también que las plantas no deben cuidarse con horarios rígidos: “La frecuencia del riego depende de la especie, del tipo de maceta, del sustrato y de la estación del año”. Un buen indicador es introducir el dedo varios centímetros en la tierra: si sigue húmeda abajo, aún no es tiempo de regar.

En sus consejos para recuperar plantas afectadas, Pedrera sugiere extraer la planta de la maceta, dejar que se airee, recortar raíces dañadas y trasplantarla a un sustrato nuevo, regando con menor frecuencia hasta que se estabilice.

Qué dice la ciencia: clorosis, deficiencias y otros factores

El fenómeno más frecuente detrás del amarillamiento es la clorosis, que ocurre cuando la planta tiene deficiencia de clorofila y por tanto pierde su tono verde. Este problema puede originarse por falta de nutrientes esenciales como hierro, magnesio o manganeso, por suelos con pH elevado que impiden su absorción, o por raíces dañadas que no funcionan bien.

Estudios recientes sobre cítricos han confirmado que la carencia de magnesio puede causar clorosis con lesiones entre las venas de las hojas más viejas, avanzando hacia las nuevas si no se corrige. También, investigaciones sobre árboles como Areca catechu muestran que la falta de hierro puede generar pérdidas significativas en productividad debido a la clorosis.

Otro aspecto que se ha descubierto es que la interacción entre nutrientes importa mucho: una planta puede mostrar síntomas de clorosis incluso si tiene hierro suficiente, pero hay un desequilibrio con otros nutrientes como el fósforo. Eso implica que aumentar el hierro sin corregir otros excesos puede no resolver el problema.

Además, el amarillamiento puede progresar a quemaduras (leaf scorch) si la planta sufre estrés: bordes secos, hojas que se marchitan o zonas marrones son indicios de que la planta está “quemada” internamente.