Política
El régimen de la mentira
Quienes optan por la verdad, reciben su merecido: el retiro
El problema de que el presidente del Gobierno haya fundamentado su actuación política en la mentira, alcanza una gravedad notoria. Y me parece aún más peligroso que se haya extendido a los ministros y a los cargos de libre designación. Objetivo: instaurar «el régimen de la mentira». Esa misma en la que sustentó su continuidad en la Presidencia: «jamás pactaré con Podemos, proetarras y separatistas».
La tara, lejos de amainar, se ha expandido. Esta misma semana hemos comprobado cómo el ministro Salvador Illa y su estrecho colaborador, Fernando Simón han sido descubiertos en la mendacidad gubernamental respecto a las recomendaciones de la OMS sobre la contabilidad de los fallecidos por coronavirus.
Al unísono, Pablo Iglesias quiso ratificar las intenciones acusando a la comunidades gobernadas por el PP de ser «hasta criminales» al tener el mayor número de muertos en sus residencias de mayores. ¡Mentira y gorda! como dicen en mi pueblo. Son precisamente las autonomías dirigidas por el PSOE y Podemos (Aragón, Extremadura, Castilla-La Mancha, Navarra, Asturias, La Rioja...) las que lideran esa trágica estadística. La de Madrid, a la que más atacan, es la penúltima.
En estos doce meses, José Luis Ábalos con Delcy, Grande Marlaska con la Guardia Civil, Irene Montero con el 8-M, ¡qué decir cada martes la portavoz María Jesús Montero!, y así uno a uno de los que se turnan en el atril. Quienes optan por la verdad, reciben su merecido: el retiro.
Ni la incuria con la que afrontaron la pandemia, con decenas de miles de muertos como resultado, ni la falacia harán mella en ellos. La mentira está despenalizada. Sánchez no puede destituirlos para que la marea no le llegue a él ni a su tesis. Así es la vida
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