Pandemia
Las restricciones se van pero con un 30 por ciento del sector hostelero destruido
Un tercio de las compañías hoteleras va a desaparecer, otro tercio serán compradas, y un tercio va a sobrevivir
La progresiva retirada de las restricciones ante el retroceso de la pandemia deja a la vista un paisaje después de la batalla que incluye la destrucción del 30 por ciento del tejido productivo en el sector hostelero y del ocio, con la consiguiente pérdida de empleos.
“Hay un tercio de compañías hoteleras que va a desaparecer, otro tercio que va a ser comprado por otros y otro tercio que va a sobrevivir”, estima Javier Jiménez, director de FORST Escuela de Negocios Turísticos, quien señala que aunque se estén levantando restricciones, y se avecine un verano “aceptable” para el turismo, la crisis desatada por la pandemia continúa.
Víctor Pérez, presidente de la Federación del Ocio, Turismo, Festivales, Juego e Industrias Afines de la Comunidad Valenciana (FOTUR), considera que “se ha perdido un 30 % de las empresas del ocio más unos 2.500 empleos directos. Y las que siguen están muy tocadas financieramente. Necesitamos un plan de puesta en marcha específico”.
La Coordinadora de Empresarios del Ocio y la Hostelería (CEOH) considera por su parte que en la Comunitat Valenciana el 50 % de las empresas de su ámbito ha cerrado, lo que equivale a unas mil compañías que han echado la persiana y la pérdida de 10.000 puestos de trabajo directos.
La bajada definitiva de la persiana
Esta destrucción de empleos y negocios en el ámbito de la hostelería, incluido el ocio nocturno, no ha podido ser evitada por las ayudas públicas, insuficientes para casos como el de Jaime Costa, quien tuvo que cerrar su bar en la céntrica zona de Cánovas, en València, a pesar de tratarse de un local ya clásico en el barrio.
“La culpa no la tiene nadie, pero la ayudas que nos han dado han sido cero. En total, a mí, 2.000 euros. Un negocio próspero de veinte años se ha ido al traste en nada”, explica.
“Lo que está pasando no es nada para lo que va a venir”, añade. “Esto va a peor. Yo tenía un negocio pagado y ahora debo 30.000 euros, y la gente que tenía conmigo lo pasa mal, porque no encuentra trabajo. El camarero que tenía conmigo tiene 52 años. ¿Dónde va a encontrar trabajo?”, pregunta, después de explicar que, tras cerrar en marzo de 2019, pidió un crédito ICO.
“Esos créditos son una trampa, porque con actividad puedes pagarlos, pero estando cerrado o casi… Ese ICO no te lo han regalado, te tienes que hacer cargo y lo tienes que devolver. En octubre me di cuenta de que no iba a solucionarse la situación y cerré. Y estuvo bien, porque es el día de hoy y no hemos podido abrir en condiciones. Si hubiera cerrado en marzo me habría ahorrado cinco mil euros en luz, autónomos, impuestos, alquileres… Al final se te hace un bola”, explica Costa.
El turismo ante el cierre perimetral
El ocio nocturno se ha visto afectado por restricciones como el toque de queda, cuando no el cierre de determinadas actividades, pero otros negocios, vinculados indirectamente con el turismo, también se vieron muy limitados por medidas como el cierre perimetral, que impidió la afluencia de visitantes.
Así lo explica, por ejemplo, Ramón, dueño de un negocio vinculado al turismo en Dénia (Alicante): “Para pequeños negocios como el mío la movilidad es fundamental, que vengan de Madrid para nosotros es un balón de oxígeno, que vengan al apartamento o al hotel. Por eso el cierre perimetral nos ha afectado mucho”.
“El año pasado el turismo fue una hecatombe, solo pudimos abrir dos meses en todo el año, tienes que facturar muchísimo esos meses para que te merezca la pena abrir. Normalmente trabajamos desde Semana Santa y hasta después del verano. Y reducirlo así hace que lo pases muy mal”, cuenta.
“Cuando entraba en la tienda y veía a los españoles les daba las gracias por su apoyo a los comerciantes, pero nos falló totalmente el turista extranjero. Nos afectó muchísimo. Y luego las restricciones de movilidad nos han rematado, porque los habituales de los apartamentos van moviendo un poco la caja. Yo no he cerrado porque no pago alquiler. Pero los compañeros que pagan alquiler han tenido que cerrar en buena parte”, explica.
“Tendría que haber habido un término medio en las restricciones”, añade, antes de reconocer que ha habido ayudas, pero concedidas en un régimen muy poco flexible: “Con la más mínima deuda que tuvieras con Hacienda, por ejemplo, te quedabas fuera”. “Todos esperamos que este verano sea muy bueno”, concluye.
Las expectativas del verano
Pero Javier Jiménez, director de FORST Escuela de Negocios Turísticos, cree que “el verano será bueno, aceptable, pero corto. Y en términos de empleo habrá un repunte, pero luego, como el año pasado, en septiembre u octubre habrá una caída. Y veremos qué pasa con los ERTE, que sostienen a empresas que no serán viables. Eso se notará en otoño”.
“No veo hoteleros muy preocupados en Benidorm, pero los destinos urbanos de Alicante y Valencia me preocupan más, porque tardarán más en salir y han vivido una caída de ingresos muy dura. Estamos en una situación débil que va a persistir. La salida será progresiva y va a durar dos o tres años. En ese tiempo se van a perder empleos”, vaticina.
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