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El Botànic quiere controlar la higiene de los locales de tatuajes

El sector padece un intrusismo enorme. Por cada trabajador legal hay dos ilegales

Un tatuador, en su estudio, realiza un tatuaje a una mujer
Un tatuador, en su estudio, realiza un tatuaje a una mujerManuel Olmedo

Los tres grupos que conforman en Botànic -PSPV, Podemos y Compromís- han presentado una proposición no de ley conjunta en la que instan al Consell a realizar, junto con las entidades representativas del sector, una actualización del Decreto 83/2002, que regula las normas que rigen la práctica del tatuaje, la micropigmentación y el «pirsin», en cuanto a la higiene, la salud y la seguridad, incorporando criterios de acreditación de locales y profesionales para desarrollar estas actividades.

También consideran necesario revisar la formación homologada por la Conselleria de Sanidad para la realización de actividades de tatuaje, micropigmentación y «pirsin», con la participación de entidades representativas del sector, para dotarla de criterios de profesionalidad, higiene, salud y seguridad del usuario.

Por último piden elaborar un sistema de acreditación de locales que ejercen la práctica del tatuaje, la micropigmentación y el «pirsin» de acuerdo con la normativa vigente, y recoger estos locales en un catálogo elaborado por la Conselleria de Sanidad, con un procedimiento de inspección para comprobar las condiciones de estos locales.

Explican en la proposición no de ley que «desde el año 1996 hemos vivido un crecimiento exponencial de la práctica del tatuaje, que ha supuesto al mismo tiempo la apertura de nuevos centros especializados, puesto que en la actualidad hay entre 2.500 y 3.000 estudios en España».

Pero denuncian que a pesar del desarrollo del sector, sigue habiendo un fuerte intrusismo; tanto es así que, según los cálculos de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP), por cada trabajador legal hay dos ilegales. Al mismo tiempo que crece el sector también aumenta el número de personas que se ha hecho algún tatuaje, la UNTAP estima que entre un 12 por ciento y un 15 por ciento de la población total, lo que significa que se realiza una media de un millón de tatuajes cada año.

El Botànic considera que no es suficiente con la actual regulación respecto a condiciones higiénicas, puesto que «el aumento exponencial comporta definir mejor las herramientas de control que nos permiten evitar o paliar los riesgos derivados bien de infecciones o bien de la proliferación de alergias».