Gestión sanitaria
«Alzira», el fracaso de la reversión sanitaria que promueve el PSOE
Cinco años después de hacer público el hospital, las listas de espera, el gasto y el absentismo se han disparado
La tramitación de la Ley de Equidad planteada por el Ministerio de Sanidad, que facilita la reversión de las concesiones sanitarias al sistema público, vuelve a poner sobre la mesa el debate acerca de la conveniencia de la gestión pública o público-privada en los centros sanitarios. Sin duda alguna, la Comunidad Valenciana es el mejor ejemplo sobre el modelo de concesiones, el denominado «modelo Alzira», que fue instaurado por el PP en el año 1997 en el Hospital La Ribera y que llegó a su fin en abril de 2018 cuando el Gobierno socialista puso fin a esta concesión.
En 1997 empezó la construcción del Hospital La Ribera en la localidad valenciana de Alzira, el primero en España gestionado por una firma privada -Ribera Salud- mediante concesión pública. De ahí que aquel método se bautizara como «modelo Alzira». De esta manera, la región se convertía en el laboratorio de pruebas de un sistema de gestión sanitaria que pretendía mejorar la atención y reducir costes.
Casi dos décadas después, en el año 2015, terminaba una larga historia de éxitos del PP en la Comunidad Valenciana y los partidos de izquierda aterrizaron en la Generalitat con algunas intenciones muy claras. Una de ellas, como ya había anunciado el presidente socialista Ximo Puig en su programa político, era acabar con la mayor cantidad de concesiones sanitarias posibles y conseguir su reversión al sistema público.
De hecho, se podría decir que la primera legislatura del Botànic (gobierno tripartito de PSPV, Compromís y Podem) estuvo marcada en materia sanitaria por la reversión del icónico Hospital de La Ribera, el «padre» del «Modelo Alzira», que en aquel momento ya no era el único gestionado mediante concesión, sino que este modelo se había extendido al departamento de salud de Manises, el de Torrevieja, Elx-Crevillent y Vinalopó, casi todos gestionados por la empresa Ribera Salud.
El 1 de abril del año 2018 el Hospital La Ribera abandonó la gestión público-privada para pasar a estar gestionado única y exclusivamente por la Generalitat. Casi cinco años después de aquella reversión, el balance no es muy positivo.
A las continuas quejas de pacientes y sindicatos por las largas horas de espera en Urgencias, que colapsan casi todos los fines de semana las instalaciones del recinto, se unen unas cifras sobre la gestión del recinto que no dejan en muy buen lugar a los gestores públicos.
Según un informe de Ribera Salud -que entregó al propio presidente de la Generalitat para que tuviera los datos-, el gasto de personal en el Hospital de Alzira entre el año 2017 (último año completo de gestión de la empresa privada) y 2019 (primero de gestión pública) se incrementó un 52 por ciento, pasando de 113,2 millones de euros a 172,4.
La empresa explica en este mismo documento que el aumento en el gasto de personal no se justifica por un incremento de los salarios de los funcionarios -que fue del 2,25 por ciento en 2019- sino que se explica por el aumento de la plantilla del centro, que se vio incrementada en 806 profesionales más, un crecimiento de casi el 39 por ciento.
Otro indicador presente en este documento y que resulta muy significativo de cara a evaluar la atención a los pacientes, es el nivel de absentismo del personal del centro. Este pasó del 2,66 por ciento en marzo de 2018 al 4,36 por ciento en enero de 2020, un aumento de casi el 64 por ciento.
Si se observa el gasto de material de farmacia, este se incrementó un 40 por ciento al pasar del modelo de concesión a la gestión directa por la Conselleria de Sanidad, al pasar de 43 millones de euros en 2017, a 60,2 en 2019, primer año completo de gestión directa. Según Ribera Salud, se disponen de facturas que demuestran que hay proveedores que por el mismo producto de referencia llegan a duplicar el precio que cobra a la Conselleria frente al que percibía de la empresa.
En cuanto al gasto de personal, este aumentó en 2019 en 59 millones de euros y el gasto de consumo en 17.
Pese al cuestionable resultado tanto económico como asistencial de la reversión del hospital de Alzira, la Generalitat valenciana, fiel a su programa, siguió con su empeño de convertir a lo público la mayor cantidad posible de concesiones. Así, en octubre del año pasado se hacía efectiva la reversión del Hospital de Torrevieja, gestionado también hasta entonces por Ribera Salud.
El resultado en este hospital ha sido muy parecido al de Alzira, con el añadido de que en en este caso ha habido toda una movilización ciudadana en contra de la reversión. Hace unas semanas se produjo una manifestación por la mala atención recibida y se ha creado una plataforma, bajo el nombre de Sanidad Excelente, que recoge el sentir de los vecinos del área.
Pero la historia de las reversiones no acaba aquí. La Conselleria de Sanidad prepara ya la operación en el Hospital de Denia, también en manos de Ribera Salud desde que esta empresa adquiriera las acciones del grupo DKV. La concesión finaliza en 2024 por lo que Sanidad deberá comunicar la reversión a la concesionaria en enero de 2023.
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