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Opinión

Alicante, Hogueras. A ras de suelo

En Hogueras, la vida real está a pie de calle y el pirotécnico Pedro Luis Sirvent, como un ángel en el cielo

El cartel que recuerda al pirotécnico Pedro Luis Sirvent en la plaza de los Luceros de Alicante La Razón

Un cartel recuerda en la Plaza de los Luceros de Alicante, el lugar de los disparos de las mascletàs de las Hogueras de San Juan -o Fogueres de Sant Joan- a Pedro Luis Sirvent. Era una referencia en el mundo de la fiesta y falleció el 6 de marzo en la explosión de su propia pirotecnia, Hermanos Sirvent, ubicada en la partida de Foncalent.

Vivió entregado en cuerpo y alma a su pasión, la pólvora; esa que en días de calor asfixiante eleva la temperatura de las miles de personas que se agolpan en Luceros para disfrutar de los disparos. No hay alicantino que se precie de serlo que no emita su propio juicio, y voto, de todas las mascletàs del concurso oficial.

Son días en que los políticos están a pie de calle, mezclándose con el común de los mortales y rompiendo esa barrera insalvable que, como si un pedestal se tratara, parece que los aleje de la realidad.

En tiempos en que la moda de alquilar un balcón para ver las mascletàs amaina -algunos se significan subiendo a las alturas, ¡qué absurdo!-, está muy bien que cualquier ciudadano pueda acercarse, con motivo de las fiestas, al alcalde de la ciudad, Luis Barcala, sus concejales o los de la oposición para expresarles su sentir; y recíprocamente, que los politicos testen su popularidad a ras de suelo.

Algo que ocurre, año tras años, en las inmediaciones de la Plaza de los Luceros antes de que a las 14.00 horas estalle el ruido.

El propio presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, no quiso perderse la primera mascletà de las Hogueras, el día 18. Su presencia tiene, sin duda, una gran carga simbólica. Fue su primer gran acto multitudinario en la calle en Alicante tras la dana del 29 de octubre. Y fue, por unos instantes, un alicantino más disfrutando de las fiestas de su ciudad natal.

Pues eso, la vida real está a ras de suelo. Y Pedro Luis Sirvent, como un ángel, en el cielo.