
Industria
La cerámica de Castellón busca certezas entre la incertidumbre
El sector denuncia que los aranceles y la posible reforma laboral les incapacitan para poder firmar ya un convenio del azulejo

El sector de la cerámica de la Comunitat valenciana se encuentra en un momento de incertidumbre. A pesar de los buenos datos de 2024 tras una crisis energética causada por la guerra de Ucrania que afectó especialmente a la industria, la guerra arancelaria con la que amenaza el presidente de Estados Unidos y la potencial reducción de jornada de la reforma laboral, todavía por definir, ponen en alerta los buenos números de un sector vital para la economía regional.
Tanto es así, que desde el Consell se ha querido apoyar en persona a las más de 50 empresas de la Comunitat que acudieron a Orlando a participar en la feria Coverings desde el pasado 29 de abril hasta el 2 de mayo, que representaron el 65% de la participación española en este evento, el principal del mercado en Norteamérica. Hasta allí viajó la consellera de Industria, Comercio y Turismo, Marián Cano, quien resaltó querer «estar al lado de las empresas en un momento muy complejo y conocer de primera mano sus inquietudes». «No hay que olvidar que España está entre los cinco principales expositores en esta feria», dijo la consellera.
En 2024, la exportación del sector de la cerámica en la Comunitat supuso 3.480 millones de euros, un incremento del 2,7% respecto al año anterior dominado por el sector del azulejo centrado en la provincia de Castellón. Tal es la importancia de la Comunitat que representa el 81% de la exportación española de cerámica y el 95% en azulejos.
De todos los países, Estados Unidos es el primer destino de los productos cerámicos valencianos con un 14% y suma un tercio del total con Francia y Reino Unido. Es precisamente la incertidumbre por el futuro de los aranceles una de las principales preocupaciones del sector, ya que sus productos ya contaban anteriormente con un arancel de entre el 8,5% y 10% al que habría que sumarle, de momento, el 10%, o incluso el 20% si se cumplen las amenazas previstas por Donald Trump.
A ello se suma la incertidumbre de la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en un sector industrial cuyas máquinas no paran y suelen ir a tres turnos de ocho horas. «Cualquiera puede entender que esa reducción, si llega a producirse, tendrá un impacto severo en los costes laborales», indican desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (Ascer).
Los sindicatos se hartan
Desde la patronal aluden a estas dos cuestiones como motivo del bloqueo en la renovación del convenio del azulejo que reclaman los sindicatos.
Desde Comisiones Obreras y UGT reclaman que tras cinco reuniones sin propuestas de la patronal en la sexta les hicieron una que fue «una provocación» y no era «una postura seria». «Nos plantean congelar la antigüedad, flexibilizar la jornada de trabajo y eliminar el plus de peligrosidad por tóxicos sin ninguna contrapartida», asegura a LA RAZÓN Jordi Riera de CCOO, que añade que no atendieron su petición de subida del 1% del salario con respecto al IPC. Riera indica que es una reivindicación que consideran que les «corresponde para recuperar derechos» tras «arrimar el hombro» cuando se lo han pedido las empresas tras cuatro años duros en el sector con la pandemia y la crisis energética.
Los sindicatos consideran que la patronal «siempre tiene una excusa» y aseguran que ultiman una huelga en junio si no hay acuerdo. Desde ASCER aseguran que mientras no haya seguridad sobre la ley de reducción de jornada no firmarán subidas salariales y defienden que su propuesta «recogía algunas de las reivindicaciones sindicales como una mejor regulación de los permisos y licencias, y el tratamiento de los derechos LGTBI».
Aún así, los sindicatos tienden la mano y aseguran que buscan negociar un acuerdo duradero.
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