Coque Malla, un brutal animal escénico

La gira 40 Aniversario con la que Coque Malla celebra sus primeros 40 años sobre los escenarios llegaba a Valencia este fin de semana tras el éxito reciente y abrumador en el Wizink Center de Madrid.

Uno, que vivió desde muy cerca algunos de aquellos primeros conciertos de un Coque Malla con 15 años al frente de Los Ronaldos y que lo escribió en la prensa de la época, está en condiciones de afirmar que se ha convertido en un animal escénico brutal. Ya apuntaba por entonces, porque por sus venas adolescentes corría y corre sangre de escenario, pero con la lección bien aprendida y tras esa evolución palpable, los directos de Coque hoy, son puro dominio. Inmensos. De auténtico rockstar

A Coque le sobra de todo y le falta escenario, aunque el del Palacio de Congresos tenga sus buenas dimensiones. Un recinto lleno a rebosar y un público que vino ya entregado de casa y se levantó, dos horas largas después, rendido y emocionado.

¡Y qué banda! Reforzada a ratos con cuatro metales. Y que efectos visuales en la gran pantalla de atrás y qué sonido más nítido y qué diseño más efectista de iluminación.

Tenía muy reciente su éxito de Madrid y lo recordó a poco de iniciar, haciéndole un guiño a su hija Cayena, de 12 años, a la que sacó a bailar allí siendo la revelación de aquella noche. “Tiene que estudiar”, dijo, por si alguien la esperaba de nuevo en Valencia.

Muy pronto, con imágenes y videos de ambos en pantalla, recordó a sus padres, actores ya fallecidos: Su padre Gerardo Malla y su madre, la popular actriz valenciana Amparo Valle. A su padre le dedicó “Una vez”, fuerte, rotunda, con los vientos soplando y con el público en pie.

Recordó sus raíces valencianas y saludó a su familia “xe”, presente entre el público fan.

Sonó “Todo el mundo arde” y ardía y se sosegó con “Berlín”, solo con la guitarra y la voz de Coque junto a los coros del patio de butacas.

Llegó el momento de presentar a sus invitados una moda reciente que consiste en un “hoy por ti, mañana por mí” y resultó efectiva.

Anunció a Jairo, de Muchachito Bombo Infierno y juntos, con el bombo incluido y Luis Prado en los teclados, se marcaron un “Si os vais no volváis”, que puso patas “p`arriba” el teatro pero no tanto como la mítica “Adiós papá”, ambas de Los Ronaldos.

Y en eso va y anuncia a su colega, amigo y compinche, el ex Tequila y ex Rodríguez, Ariel Rot para cantar juntos guitarra en ristre y a toda banda, el “Mucho mejor” o “Hace calor”, que de ambas formas se la conoce.

A esas alturas, el concierto estaba en plena ebullición con un Coque Malla pisando muy fuerte y un público a punto de levitar. Coque tiene un Premio Ondas a su trayectoria en 2023, un Goya en 2020 por la canción “Este es el momento”, de la película Campeones y una nominación como actor revelación por “Todo es mentira”. Además ha intervenido en una docena de películas, como, entre otras, “El efecto mariposa” o “La leyenda de Balthasar el castrado”. Es por tanto, un showman completo. Un artista con mucho talento y muchísima experiencia.

Sí, sí, claro que sonó la popularísima “No puedo vivir sin ti, no hay manera” y la melodiosa “Un lazo rojo, un agujero”.

Estábamos casi llegando al final cuando se produce la sorpresa de la noche cuando llama al escenario a “Santero y los muchachos” , la estupenda banda valenciana con más proyección actualmente, liderada por Miguel Ángel Escrivá, para interpretar “Como los gatos salvajes”, que se convierte en “Santera” en una santiamén.

El concierto respira rock por todos sus poros aunque Coque se recree también en algunas baladas. Interpretó temas de su último disco, “Aunque estemos muertos”, pero repasó su discografía con temas punteros de Los Ronaldos y de su exitosa cosecha como solista.

Más tarde, en el camerino, estaba feliz y muy satisfecho. Él y todos. Tenían motivos. Y nosotros también, que gracias a José Torrano de la promotora Emotional Events lo vivimos en primera línea de disfrute.

Uno de esos espectáculos musicales que vale la pena con la garantía de un hombre que comenzó con 15 años y que a sus 55 es una máquina imparable de dar espectáculo y buena música.