
Desaparecida
La misteriosa desaparición de Janet Fison, la vecina británica de Jacarilla que se desvaneció sin dejar rastro
El silencio y la incertidumbre atenazan al pueblo alicantino tras más de 40 días sin noticias de la mujer de 75 años

Han pasado ya más de 40 días desde que Janet Fison, una británica de 75 años residente en Jacarilla (Alicante), desapareció sin dejar rastro. Su ausencia mantiene en vilo a este pequeño municipio de poco más de 2.000 habitantes, donde Janet llevaba desde 2007 viviendo como una vecina más. A día de hoy, muchos temen que lo que se busca no sea ya a la mujer, sino su cuerpo.
La desaparición ocurrió el 30 de mayo y nadie encuentra una explicación convincente. Ni móvil, ni documentación, ni una nota de despedida: nada que aclare por qué Janet salió de casa aquella tarde sin mediar palabra con su marido. Según contó él mismo al alcalde de la localidad, Andrés Moñino, ambos habían pasado el día con normalidad, incluso tomaron algo en un bar habitual. Al volver a casa, Janet se puso a preparar la cena, comentó que no se sentía bien y, de repente, se marchó. Cuando su marido quiso darse cuenta, ella ya no estaba.
El único dato que se tiene es el testimonio de una testigo que la vio caminando cerca del río Segura, vestida con un vestido marrón con flores y en dirección a Benejúzar sobre las 20:40 horas de aquel viernes. Desde entonces, se activaron batidas de voluntarios y un gran operativo de búsqueda con helicópteros, drones, perros rastreadores y cámaras térmicas, pero no se ha logrado localizar ni un solo indicio de su paradero. La Guardia Civil mantiene abierta la investigación, aunque admite que no se puede descartar que se trate de una desaparición voluntaria.
La desaparición ha sacudido especialmente a Jacarilla, donde Janet y su marido formaban parte del día a día del pueblo. Estaban empadronados, participaban en las fiestas locales, acudían a las asociaciones de mayores y se dejaban ver a menudo por el bar del centro, a diferencia de otros extranjeros que solo residen en la localidad durante el verano. “A veces iban a Reino Unido a ver a sus hijos, y otras venían ellos de visita”, recuerda con pesar el alcalde.
Mientras tanto, el tiempo pasa sin respuestas y la incertidumbre pesa cada vez más entre los vecinos. “Es como si se la hubiera tragado la tierra”, lamenta Moñino, reflejando el desconcierto de todo un pueblo que aún espera una noticia que ayude a esclarecer este inquietante misterio.
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