Opinión
Así es el cole de Alicante que es la ONU
Comprobar cómo hay personas que dejan sus países en busca de una vida mejor y ayudarles nos hace mejores personas
Hay un colegio en Alicante, San Roque, que es popularmente conocido como la ONU. La razón es que en él conviven alumnos de 31 nacionalidades; es público y en su origen estaba ubicado en el Casco Antiguo; ahora está en la calle Villavieja, muy cerca del Ayuntamiento, de la playa del Postiguet y literalmente incrustado en la faldas del Castillo de Santa Bárbara. Es decir, un lugar mágico.
Desde el patio, que está en una terraza, se ve el azul del mar Mediterráneo, crisol de culturas, y desde algunas aulas, también; cuando me decidí a matricular a mi hijo en ese colegio y entré en una de las aulas y observé el mar, pensé que todos esos niños eran unos privilegiados. Siete años después me reafirmo y no por la ubicación, sino porque ese cole -es en realidad una gran familia en el que todos saben quién es quién- es una ventana al mundo.
Un espacio en el que nuestra realidad pasa del blanco y negro al color, ayundándonos a empatizar con padres y niños que tienen otra forma de entender y afrontar la vida. Pero como al ser humano, y por definición, le da miedo, e incluso pánico, lo desconocido, el hecho en sí mismo de que haya familias de diferentes países -Georgia, Bulgaria, Argentina, Rusia, Senegal, Brasil y por supuesto Ucrania- es a veces un freno para matricular a niños alicantinos.
A mí, en cambio, me parece que la diferencia suma; que comprobar cómo hay personas que dejan sus países en busca de una vida mejor, huyendo de la miseria y ayudarlesnos hace mejores personas. Que cualquier niño que aprenda a acoger a los demás y a abrazar a los más débiles aprende lo que es la vida.
Pues eso, que me conmueve esa pequeña ONU y que los niños se entienden y se quieren por encima de los prejuicios y de la condición social. Y con el Mediterráneo, al fondo.