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Teatro

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El camino hacia la emancipación

La francesa Jeanne Balibar protagoniza esta contemporánea versión de «Bajazet» que conjuga la dramaturgia clásica y el vídeo

Jeanne Balibar, durante la representación de «Bajazet»
Jeanne Balibar, durante la representación de «Bajazet»Mathilda olmiMathilda Olmi

Como si agitara en una coctelera teatral a Racine y a Artaud ha trabajado Frank Castorf en «Bajazet - en considérant ‘Le Théâtre et la peste’». Tras su larga etapa al frente de la Volksbühne de Berlín, el reputado director alemán se coloca en esta ocasión al frente de la compañía del Théâtre Vidy-Lausanne, un centro de creación que se caracteriza por su lenguaje multidisciplinar y por su preocupación social y política. Inspirándose en hechos reales, Racine contó en «Bajazet» (o «Bayaceto», según las traducciones españolas) la historia del asesinato de este príncipe turco a manos de su hermano, el sultán Murad IV –llamado Amurat en la obra–, que lo considera un rival político y una amenaza en su delirante carrera por afianzarse en el poder. A esta trama política hay que sumar otra de índole amorosa: la de la atracción que la favorita del sultán siente por el desgraciado hermano de este. Para Eric Vautrin, dramaturgo residente de la compañía suiza, «Racine describe un pequeño mundo cerrado en sí mismo y jerarquizado donde reinan el miedo y la desconfianza; y que tiene como consecuencia una guerra de todos contra todos».

Se trata de una obra con plena vigencia, según Vautrin, en la que los deseos íntimos y reales chocan con el afán de poder. «Hoy en día –dice en declaraciones a LA RAZÓN–, todo está sujeto a las apariencias, y todo el mundo vive con un miedo atroz a perder lo que tiene; la gente es capaz de luchar contra quien sea por defender lo que posee, sin que esa guerra menoscabe el populismo autoritario que la alimenta». La tragedia original, escrita en 1672 por Jean Racine como una posible y velada crítica a la corte de Luis XIV, entendida como un trasunto del serrallo de Murad IV, se complementa en este montaje de Castorf con la conferencia que Antonin Artaud pronunció en la Sorbonne durante los años treinta bajo el título de «El teatro y la peste», una defensa de la catarsis en el arte escénico para detectar las formas de esclavitud modernas y poder así neutralizarlas.

Tabúes sociales

En opinión de Vautrin, ambos textos se combinan muy bien en la medida que sus respectivos autores están igualmente preocupados por la emancipación del ser humano respecto de los condicionantes y tabúes sociales. «Mientras Racine expone el mecanismo de la opresión inconsciente, los textos de Artaud revelan los deseos íntimos de los personajes: su intuición de que están atrapados en un marco social que los inhibe y, al mismo tiempo, sus aspiraciones generosas y afectivas para alcanzar una vida libre y plena», señala el dramaturgo.

Dónde: Teatros del Canal, sala Roja (calle de Cea Bermúdez, 1. Madrid).
Cuándo: hoy y mañana.
Cuánto: desde 10 euros.