Arnau Griso, buenrrollismo para variar
El dúo cierra en Madrid la gira de «Revolución bananera» con su fórmula de canciones positivas y de contenido mundano
Creada:
Última actualización:
Con un primer disco, «Revolución Bananera», Arnau Griso (Arnau Blanch y Eric Griso) fueron una de las revelaciones de la escena musical en España en 2019 y cierran 2020 en el WiZink Center de Madrid. «Somos los primeros sorprendidos. El éxito no se espera. Es como rebasar constantemente unas expectativas que no tenemos y que todo viene nuevo y es bienvenido», explica Blanch. «Está claro que hemos tratado de analizarlo y la verdad es que la fórmula, si la supiéramos, la habríamos vendido carísima. Pensamos que lo importante es la autenticidad y guiarnos por lo que nos apetezca y el instinto. Seguiremos haciendo en el futuro lo que nos apetezca», comenta Griso. Desde luego, en nuestra sociedad actual, lo extraordinario es mantenerse positivo.
Una de las virtudes que les achacan es la mundanidad. «Hablamos de problemas que nos afectan en el día a día y por eso me consta que Arnau pasa más horas pensando en que le apetece comerse una pizza que en el amor loco que fomentan las canciones. Yo le digo que ese es el motivo por el cual no tiene novia, pero no sé si me hace caso. Hablamos de los problemas que tiene todo el mundo porque somos dos tíos normales y corrientes», dice Griso. Al fin y al cabo, ¿quién necesita una novia si se es cliente VIP del Telepizza? «A ver, que tampoco como demasiadas, ¿eh? Pero es que mi vida es un desastre absoluto», niega Blanch. Bueno, nadie diría eso viéndoles en persona. Tampoco será para tanto. «Te sorprendería», insiste el pizzero. «Piensa que lo que vende es intentar aparentar al máximo que somos dos estrellas del pop, y hay que ir detrás de esa apariencia siempre. Por eso no queremos. Nuestra vida es muy normal. Vidas normales dentro de la locura que es la de cualquiera y nuestro caos absoluto».
Razones para ser feliz
Rechazan la vida de estrellas porque eso les haría perder la noción de la realidad de la que se nutren sus canciones. «Tenemos muy claro de dónde venimos y de qué bebemos –dice sobre sus fuentes musicales, pero corrige–: Bueno, sobre todo, sabemos lo que bebemos los fines de semana. Y es verdad que a veces bebemos y no nos acordamos de dónde venimos», añade completando el trabalenguas. «Fuera de bromas, nuestra vida es asquerosamente normal. Tenemos llamadas interminables con Vodafone y nos seguimos ahogando en multas de tráfico. Y no queremos que eso se acabe, porque de ahí sacamos las ideas». Pues, a pesar de todo, se les achaca un buenrollismo impenitente. «Porque hemos nacido en un lugar privilegiado y en esta época de la humanidad, por eso somos del 0,01 por ciento más afortunado de la Historia. Si le añades que vivimos de lo que nos gusta y que tenemos experiencias muy enriquecedoras, sería absurdo verse de otra manera. Tenemos razones para ser felices y en muchos casos la felicidad es una actitud», concluye Griso.
«Cabrearse es compatible con ser feliz»
La mayor parte de los españoles nos levantamos de mal humor. No hay base científica, pero es una afirmación sostenible. «Sí, y es normal. Pero ese cabreo no es incompatible con la felicidad. De hecho, el último tema que hemos sacado va de eso: está mal, todo mal, pero... Tiene que llegar un momento de ser capaz de aislarte y ser feliz porque tienes derecho a eso», apunta Blanch.