Una comedia para todos los sexos

¿Qué ocurriría si un día compráramos unas pastillas en el herbolario y al tomarlas viajáramos al pasado para poder cambiarlo? Así empieza «El tiempo todo locura», una historia de tres hermanos con un mismo propósito: mejorar el presente que les ha tocado vivir. Una obra que se estrena mañana en el teatro Galileo y que Félix Estaire, su autor y director, define como «una comedia unisex, múltiple e intercambiable». Y lo explica: «Unisex porque es como las peluquerías, pueden hacerlo hombres, mujeres, transgénero o quien se quiera porque el sexo no es relevante y la historia no varía. Es intercambiable porque permite la rotación de intérpretes y sus diversidades de género, pueden ser tres hermanos o hermanas o hermana y dos hermanos o al revés, es más –apostilla–, ninguno sabe el papel que le tocará representar cada noche. Y es múltiple porque, al posibilitar la rotación de los intérpretes se abre el amplio abanico de posibilidades escénicas. Eso significa que cada día puede verse una función distinta, o sea, que hay un montaje que en realidad son varios en función de quién interprete a cada personaje cada noche».

Los tres hermanos/as, mayor, mediano/a y pequeño/a, no asumen el drama familiar que les ocurre y deciden viajar en el tiempo para que todo cambie. Silvia de Pé, Camila Viyuela y Ángel Ruiz conforman el reparto que representarán indistintamente a cada uno de ellos. «A la hora de poner en escena una idea así teníamos claro que el montaje nunca sería el mismo, el espectáculo tiene variaciones», explica Estaire. «Cuando el actor llega al teatro no sabe qué papel va a representar, ni qué harán los demás». Una locura con la juegan en el título en su doble significado. «Los viajes en el tiempo son una “locura”, pero al final tendrán que asumir que hay cosas que solo el tiempo cura».

Estaire ha planteado la pieza como un juego en el que el tiempo es parte fundamental. «Yo diría, incluso, que es casi el protagonista absoluto. Un hermano vive el presente, otro angustiado por el futuro y el tercero está dolido o deprimido por el pasado. Compra las pastillas porque le dicen que son para viajar hacia atrás y así se le pasarán los ataques de ansiedad. Y, claro, esto les modifica la vida –puntualiza–, pero en realidad es a lo que jugamos, que las pequeñas decisiones que tomamos te cambian la vida de una manera u otra porque todos estos viajes al pasado tienen incidencia en el presente al que vuelven». Viajes que son muy peligrosos. «Pero justamente eso es lo divertido –señala el autor–, retrocedes en el tiempo para intentar arreglar algo y cuando crees que lo has hecho y vuelves al presente, resulta que lo que creías arreglado ha ido a peor. Un juego hilarante y divertido. Creo que en el humor hay roles asociados al género y yo quería romper con ellos. Al fin y al cabo habíamos venido a jugar, ¿no?», concluye.